Jackie

Crítica de Alexis Puig - Infobae

Natalie Portman logra una soberbia interpretación como la viuda de JFK en este intenso drama cargado de emoción y escenas efectivas

22 de noviembre de 1963. La vida de Jackie Kennedy cambia para siempre cuando su marido John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos, es asesinado en Dallas, Texas. Después de este dramático acontecimiento que conmovió al mundo, Jackie queda destrozada. Aun así, durante los días posteriores al asesinato, la Primera Dama demuestra un temple que pocos podrían haber tenido en esas circunstancias.

Dirigida por el chileno Pablo Larraín (también responsable de la reciente Neruda) la película recrea casi a la perfección uno de los momentos más icónicos de la década del sesenta. La fusión de metraje documental verídico con las secuencias de ficción conviven con naturalidad, gracias a un diseño de producción que ha cuidado hasta el más mínimo detalle.

Pero la película no solo es la reconstrucción del magnicidio, sino que además hace foco de manera cercana en las consecuencias que acarreó para esa mujer bella y de mirada profunda que aquí compone la enorme Natalie Portman. Su performance, cargada de sentimiento, está alejada de los lugares comunes y los facilismo de la imitación.

La estructura narrativa, se vale de una entrevista a la protagonista, escenas que parecen estar concebidas para que sirvan de notas al pie, en un relato que no necesitaba explicitar tanto. Estas secuencias más discursivas y plagadas de datos, desentonan con el resto del filme. Y es que desde la puesta en escena, el tempo y las interpretaciones, hay una clara elección de Larraín por abordar una cinta dramática, intimista y poética más que por una biografía convencional.

El guión no indaga en la vida de la Primera Dama, ni en los inicios de su relación con JFK, tampoco en su sufrimiento por las infidelidades de su esposo, sin embargo toda esa carga está presente, y el director y la protagonista se encargan de que lo sepamos. Es un retrato de una mujer que solo mostró públicamente una faceta, cuando en la intimidad convivían varias otras y muy distintas.

No se trata de una película complaciente, ni de un personaje tallado en bronce, esta Jackie es humana, sufre, está desgarrada y nosotros podemos sentir y compartir ese dolor. Por eso, la película funciona y toca las fibras más íntimas de los espectadores.