Jackass 3D

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Saga sin términos medios

Viñetas de muchachos dispuestos a las situaciones más revulsivas.

¿Tiene sentido escribir críticas de películas como Jackass 3D ? La respuesta no es clara. Digamos, sí, que sus autores y protagonistas no son ni buenos ni malos, sino incorregibles. Muchachos incorrectísimos, escatológicos, revulsivos hasta la repulsión, que viven en una suerte de adolescencia eterna o, si se prefiere, en una infinita despedida de soltero -creativa, hay que admitirlo- transformada en cine taquillero. En resumen: a esta saga extrema, de estilo televisivo, se la toma o se la deja; no es raro que sólo tenga fanáticos y detractores.

Para los pocos que no estén enterados del fenómeno, expliquemos que se trata de un grupo humano -en el que no faltan enanos y obesos mórbidos- que se gasta bromas pesadísimas o se expone a situaciones extremas y violentas. Gente ideal para tenerlos como animadores de viajes de egresados. En cine, donde funcionan a fuerza de viñetas estrambóticas, pueden tornarse monótonos. O no: la mayoría de los que pagan entrada sabe que va a consumir esta propuesta. El 3D, no del todo eficaz, aumenta el impacto de imágenes que buscan sólo eso: impactar.

¿Qué agregar? A uno le arrancan un diente con una tanza atada a un auto. A otro le ponen una manzana entre las nalgas y de ahí se la hacen comer a un chancho. Al mismo tipo, gordísimo, lo cubren con un nailon, lo hacen trotar, le escurren el sudor y se lo hacen tomar a alguien que vomita en cámara. No hay excremento que falte, de un modo aluvional, en la pantalla... Cada escena es repetida en cámara lenta, en primer plano, mientras el público grita: “Noooo” y a la vez disfruta. ¿Faltará mucho para tengamos un programa de TV así hecho en la Argentina?