Jack y Jill

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

Como hermanos gemelos

Adam Sandler es un gran comediante y eso no está en tela de juicio, aunque películas como Son como Niños, Yo los Declaro Marido y... Larry y Jack y Jill nos lleven a preguntarnos cómo un actor capaz de brindar muy buenas comedias como en Funny People, Como si Fuera la Primera Vez o Golpe Bajo – El Juego Final, solo por mencionar las más recientes, puede realizar estos bodrios carentes totalmente de vergüenza y humor.

Jack es un adinerado empresario del rubro publicitario que vive en la calma del hogar hasta que su hermana gemela, Jill, llega para visitarlo e instalarse en su casa por algunos días, que luego se transformarán en varias semanas. En el medio, Jack deberá conseguir convencer al prestigioso actor Al Pacino (si, Al Pacino "de adeveras") de que protagonice un comercial de Dunkin Donuts. Las casualidades de la vida (y del cine) hacen que Pacino se enamore de Jill y Jack tratará por todos los medios de que la pareja se complemente para así lograr su cometido.

Realmente en Jack y Jill se hizo todo mal, porque más allá de que la propuesta no es muy atractiva, la misma no se ejecuta de manera medianamente satisfactoria. No existe una narración fluida, la historia pasa por la película en una total desconexión, no hay chistes ejecutados de manera cómica, no hay momentos dramáticos bien creados, los personajes secundarios son figuras que pasan por la obra sin pena ni gloria, no hay actuaciones medidas y todo es una grotesca sobreactuación, en resumen no hay casi nada interesante. A ver, Dennis Dugan filma mal, muy mal, no sabe manejar la cámara y en las escenas donde intenta forzar (porque lo fuerza no lo construye) una especie de drama se nota demasiado el poco talento que tiene detrás de las cámaras y que solo se encuentra con trabajo porque ejecuta todos los caprichos Sandler y porque además es su amigo personal. Incluso siquiera tiene la virtud de utilizar correctamente el tiempo narrativo de la obra, donde pasamos del día de acción de gracias, por el cumpleaños de los gemelos, para luego finalizar en la navidad, sin un lazo que resulte medianamente interesante que vaya uniendo a estos acontecimientos. Todo en Jack y Jill se limita a: se presenta una escena, se ocasiona un enredo, se pelean los hermanos, se amigan y Jill finalmente no se va de la casa. Esa repetición de secuencias, utilizando los días festivos y reuniones para justificar más gente en pantalla y por ende más humillación para los protagonistas, hace que la película caiga por completo en un bache en el cual no presenta una sola idea atrayente para lograr que su visionado no sea un verdadero tormento. Realmente solo si te causa gracia ver a uno de los mejores comediantes de la historia del cine ridiculizado, vestido de mujer y sumido en una sobreactuación patética y totalmente privada de vergüenza ajena, Jack y Jill es tú película.

Quizás lo único que funciona y es realmente gracioso en Jack y Jill es la "parodia" que hace Al Pacino sobre si mismo, donde se burla de sus orígenes en el Bronx, su pasión por Shakespeare y el teatro, sus películas cumbres y su (increíblemente) único Oscar. También la fugaz aparición de Johnny Depp representa un soplo de aire fresco entre tanta escena falta de humor e ingenio.

Más allá de que la labor de Adam Sandler no es lo peor en Jack y Jill, sin dudas la tosca dirección de Dugan se lleva todos los premios, no hay que dejar de destacar que él es uno de los guionistas de la cinta y además también es el productor, por ende resulta tan responsable de esta horrible y fallida película como el realizador de Son como Niños.

Jack y Jill representa una de las peores películas del año y también uno de los puntos más bajos en la ya irregular filmografía de Adam Sandler.