Jack y Jill

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Así como sucede con el género de terror, la comedia tampoco está pasando un gran momento en Hollywood. El año pasado apenas pudieron salir airosos con un par de títulos, lo demás no paso de algunos buenos momentos, o un par de gagas metidos en guiones flojos.

El caso de “Jack y Jill” es uno de esos en los que el peso específico del guión descansa exclusivamente en el actor protagónico, y la posibilidad de éxito recalará en la incondicionalidad de aquellos que lo siguen. Esto, obviamente, no es novedad, ha pasado todo el tiempo desde que existe la cinematografía, desde Buster Keaton y Jaques Tatí hasta Jerry Lewis y Jim Carrey. El cómico es así, amor u odio casi sin términos medios.

Esta producción se inicia con una serie de tomas en plano entero de varios hermanos gemelos sacando algún trapito al sol en tono cómplice, lo cual sirve de introducción para ingresarnos en la historia de Jack (Adam Sandler) y su hermana Jill (Adam Sandler). El actor y productor se ocupa de establecer las diferencias entre ambos, colocando a su versión masculina como un jefe de publicidad algo renegado que sufre la peor noticia: su hermana gemela, por la cual siente bastante rechazo, caerá de visita. En contrapartida, al resto de la familia de Jack (esposa e hijos) Jill les cae de maravillas. Las situaciones se suponen graciosas sólo por el cuadro de antagonismo entre hermanos y por las ocurrencias de Jill, que más que pertenecer a esta comedia parecen remates salidos de una rutina de stand up.

La subtrama que "apoya" la historia es el encargo profesional que tiene Jack, quien debe conseguir a Al Pacino para protagonizar una campaña publicitaria.

El trabajo de Adam Sandler como Jack no pasa de lo rutinario; como Jill, la actuación está cercana a la subestimación de la inteligencia. En principio el personaje no cuenta con un vestuario apropiado, está disfrazado y, para continuar, no hay un sólo momento en el que se vislumbre algún esfuerzo para lograr un registro vocal que denote preocupación por la composición del personaje.

Al Pacino y Johnny Depp están de visita, en tanto Katie Holmes está lejos de mostrar siquiera ganas de estar en el set.

Poca imaginación para un guión contado cientos de veces, cien veces mejor que en esta película.

¿Jack y Jill funciona? Sólo para los fanáticos a ultranza de Adam Sandler.