It (Eso)

Crítica de Hernán Khatchadourian - Diario Popular

Stephen King en todo su esplendor

Con algunos cambios drásticos con respecto a la novela original, el director Andrés Muschietti logra plasmar un relato perturbador en varios niveles.

La magnitud de la obra de Stephen King y su influencia en el género del terror se evidencia con creces en esta nueva versión de “It” (Eso) que llega a los cines de la Argentina este jueves, amparada por los récords de taquilla que ha tenido en los Estados Unidos.

En una primera mirada, y sin tener en cuenta la existencia de la novela, el espectador se puede dar cuenta de la enorme cantidad de argumentos y lugares comunes en los que ha caído el terror estadounidense en los últimos años, por el simple hecho de que parece una película en la que se condensan al menos una decena de exponentes del género.

La criatura que acecha a los niños de un pueblo (como en las Pesadillas de Freddy Krueger), el monstruo que regresa del letargo tras varios años (Jeeper Creepers) y los amigos “perdedores” que se unen para enfrentar un mal en común (Cuenta Conmigo, también de King) son algunos de los tópicos sobre los que gira esta historia de 135 minutos de duración.

El director argentino Andrés Muschietti (Mamá) desdobla la novela original y la trae de los años ´50 a una tiempo más cercano (1988) para relatar la infancia de los protagonistas. El pequeño Georgie (Jackson Robert Scott) sale de su casa a jugar con un barco de papel y desaparece en la calle tras encontrarse con una entidad siniestra. Su hermano Bill (Jaeden Lieberher), que no pudo jugar con el pequeño debido a una enfermedad, se propone averiguar qué pasó con él o al menos encontrar su cuerpo y dedica gran parte de su tiempo a explorar rincones alejados del pequeño pueblo de Derry con sus amigos, todos ellos marginados por “nerds”.

Pero en Derry se empiezan a multiplicar los casos como el de Georgie y muy pronto los protagonistas no tardarán en asociarlo a una extraña presencia que se les aparece en los lugares más inesperados: la de “It”, encarnado como el siniestro payaso Pennywise.

Si bien la película no adapta la totalidad de la historia, sí logra contar una historia muy sólida basada en los flashbacks (recuerdos) que los protagonistas rememoran en el texto original condimentado con escenas que sin llegar al nivel del “gore” logran causar sustos varios en base a una sutileza exquisita a la hora de crear escenografías que van preparando el terreno para el impacto.

Pero además, el director y el guionista también evitan convertir al malo en el depositario de todas las maldades y por eso la responsabilidad de los males del mundo están repartidos entre éste y los adultos del film, que no parecen acusar recibo de todo lo que ocurre alrededor mientras maltratan a sus hijos de una u otra forma.

Además de una dirección de arte impecable, bien de fábula norteamericana clásica, el otro aspecto que resalta del film es la dirección de actores. Bill Skarsgard compone a un villano realmente escalofriante pero son los niños los que se llevan las palmas ya que componen a un grupo muy unido que parecen realmente ser amigos desde hace muchos años.

“It” no sólo se merece el increíble éxito que está teniendo en todo el mundo sino que deja las expectativas por el cielo con respecto a la seguna entrega, en la que el director ya se encuentra trabajando.