It (Eso)

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Ingeniería argentina. Esa falacia tan arraigada en la prensa argenta que, si no hay un criollo involucrado, el 99% de los proyectos exitosos del mundo nunca hubieran despegado. Como ese cohete lanzado por la NASA, diseñado y armado por un equipo de 250.000 tipos… y el cual nunca habría dejado tierra de no ser por el único argento involucrado (que quizás no era siquiera ingeniero sino el tipo que limpìaba los baños). Algo de eso hay en megaéxito de la adaptación 2017 de la novela de Stephen King It. “Andy Muschietti, creador de It, el filme de horror mas taquillero de la historia”. Claro, como si King no hubiera aportado siquiera una coma, o no estuviera un groso como Cary Fukunaga detrás…

Hay que decir la verdad, y es que Muschietti es muy bueno asustando. El tiempo dirá si el tipo está a la altura de James Wan, pero lo cierto es que Mamá era muy efectiva e It vale su peso en shocks: nunca ví una película de horror tan cargada de sobresaltos. Que haya recaudado una cantidad obscena de dinero no la hace la mejor pelicula de terror de la historia – ese podio le corresponde a El Exorcista -; el problema es que el villano es esencialmente arbitrario tanto en su naturaleza como en la manera de combatirlo. Era el problema de la miniserie de 1990 y es el problema de la película de ahora; el tema es que la cinta de Muschietti lo camufla tan formidablemente que uno nunca termina de cuestionarse de dónde salió este bicho. It es una película de refrigerador (diría Hitchcock) hecha con gran maestría para tapar sus debilidades de construcción y sus falencias de lógica (como el ridículo detalle de un chico de 10 años obsesionado con los desastres ocurridos en el pueblo en los últimos dos siglos, y que tiene empapelado las paredes de su dormitorio con semejante morbosidad; ¿ningún padre ha pensado que esa no es una afición sana para un pibe tan chico?; claro, como es una construcción del guión para ilustrar la leyenda al público neófito, uno debe tirar la lógica por la ventana y dejarse llevar por el relato).

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Hay muchos muchos shocks efectivos. Hay muy buenas actuaciones. Hay una gran camaradería, real, palpable, entre los actores infantiles. Bill Skarsgard es sumamente efectivo como el bicho de marras simplemente porque tiene sus momentos simpáticos e inofensivos – se siente como un muchacho grande jugando a ser payaso, y no como un adulto intimidante -. Pero creo que lo mejor de todo es que el horror no se reduce a Pennywise y su doble hilera de dientes. Aquí hay un montón de gente enferma, y un montón de momentos incómodos: desde padres abusadores de sus hijas hasta matones de colegio secundario capaces de cortar a un pibe en pedacitos (u orinarse encima cuando el sicópata del padre los atormenta de la peor manera posible). Sin Pennywise It podría haber funcionado perfectamente como drama (a lo Stand By Me, otro filme basado en un cuento de King construido de manera similar)… y como uno que incomoda al espectador de manera profunda.

Como filme basado en un libro de Stephen King, It 2017 debe figurar entre las mejores adaptaciones por lejos. El tema es que éste es el capítulo 1 – autoconclusivo, satisfactorio – y nos queda un capítulo 2 donde todos estos pibes regresarán hechos unos cuarentones y listos para lidiar con Pennywise de una vez por todas. Ojalá Muschietti pueda sortear los problemas de la miniserie de 1990, en donde esa segunda mitad resultaba tremendamente floja. Como sea, It 2017 es un filme de terror hecho y derecho, desbordante de shocks y con un villano para aplaudir. Y sí, quizás no hubiera funcionado si no hubieran puesto un argentino al mando.