IT: Capítulo 2

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

No, no son superhéroes. Y se parecen más a cualquiera de nosotros. Los siete niños que vencieron a Pennywise, el payaso maldito que se alimentaba de sus miedos y lo enviaron vaya uno a saber a qué dimensión paralela en la primera It, deben volver a reunirse, veintisiete años después. Porque Pennywise regresó.

Sí, el payaso de un ojo torcido, que puede tener dentadura como la de un tiburón -llegado el caso- y cuerpo arácnido, volvió. Y como los “Perdedores” se juramentaron reunirse si ello ocurría, allá van, a sumarse a Mike, el único de los amigos que no se fue de Derry, el pueblito de Maine.

Y otro que sí, por suerte, volvió, es Andy Muschietti. El argentino que dirigió la primera parte de It retornó con más bríos, el mismo compromiso con la obra de Stephen King y más presupuesto.

Lo que se traduce en que prácticamente hizo lo que quiso.

Y no es difícil decir que It: Capítulo 2 es superior a su predecesora.

Como en la novela, los Perdedores adultos y los jovencitos tienen su espacio. Primero veremos en qué andan y se han convertido Bill (el hermano de Georgie, la victima del piloto amarillo), Beverly, Richie, Eddie, Ben y Stanley, que son llamados por Mike, que se quedó en Derry y vive en la biblioteca, averiguando los orígenes del Payaso y cómo eliminarlo de una buena o mala vez.

Los adultos han borrado de sus memorias los encuentros particulares que tuvieron con It. Y Muschietti pega el giro necesario al manejar el timón del asunto, subrayando cuáles traumas los aquejan desde entonces.

It: Capítulo 2 dura 169 minutos. Sí, casi tres horas que se pasan volando. Así y todo, en esta segunda parte hay asuntos que quedaron en el tintero. La novela de King tiene 1.138 páginas.

Este Capítulo 2 es mucho más heavy que el primero. Si bien en la película de 2017 el bullying que padecen los chicos, y el sufrimiento al ser atacados por It y enfrentarlo, parecían parientes retomados de Cuenta conmigo y hasta con alguna semejanza o guiño a Stranger Things, con o sin bicicletas mediante, ahora el terror es de los adultos. O, mejor dicho, también es de los mayores.

Qué es real y qué no, cómo y porqué It es lo que es, cómo llego al pueblo y cómo combatirlo, todo eso es material para descubrir y disfrutar desde la platea. Muschietti construye un relato sin fisuras, pese a la extensión, y ha creado cada escena como un eslabón de una cadena en la que el suspenso, el temor, el horror y hasta el humor negro se concatenan y -si cabe- divierten.

Sí, está la famosa escena del baño de sangre que sufre Bev (Jessica Chastain, que ya había sido dirigida por Muschietti en su opera prima, Mamá). Y hay un par de cameos, uno en particular, que se las trae.

El elenco, tanto los adultos como los adolescentes, es otro de los aciertos del casting. James McAvoy como Bill, y en especial Bill Hader como Richie, logran meterse al público en sus bolsillos, guarden o no parecido con sus personajes de niños.

Un último consejo: no entren a la sala con pochoclo. Se pueden atragantar.