IT: Capítulo 2

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Atrapados entre la luz y la oscuridad

Si Brian de Palma con Carrie (1976) y Stanley Kubrick con El Resplandor (The Shining, 1980), uno de los mejores films de terror jamás realizados, habían puesto una vara altísima a las adaptaciones de Stephen King, las películas que continuaron con la traducción de la obra del susodicho al séptimo arte no siempre estuvieron a la altura de la obra del escritor oriundo de Maine y defraudaron a más de uno, destacándose Cell (2016) y La Torre Oscura (The Black Tower, 2017), dos esperadas adaptaciones recientes, como las más flojas de una serie de traspiés que ya tiene varios fracasos rotundos en su haber, aunque también muchos aciertos. La versión de It (1986) de Andy Muschietti se destaca dentro de este universo a partir de su adaptación del terror literario al terror cinematográfico a través de la construcción de escenas escalofriantes creadas conjuntamente con un gran clima de suspenso que no abusa de los efectos de sonido ni de los clichés del género.

It: Capítulo Dos (It: Chapter Two, 2019), traslación de una de las obras más emblemáticas de King, mantiene el nivel de la primera parte -también dirigida por Muschietti- para ofrecer un cierre que respeta el texto original pero introduce muchos cambios, construyendo un film que deambula por los márgenes del terror pero nunca deja de lado la nostalgia de la década del ochenta, la inocencia infantil, la psicología de los personajes, el espíritu de la obra del autor, el metadiscurso fantástico y el drama de los sujetos de las ciudades pequeñas que regresan muchos años después para reencontrarse con los fantasmas de la niñez que querían olvidar y abandonar.

En esta secuela ya han pasado veintisiete años desde que los perdedores han derrotado al payaso asesino, Pennywise, que ha regresado en un nuevo ciclo para cobrarse más vidas. Mike, el único de los protagonistas que ha permanecido en Derry, contacta a sus antiguos amigos para alertarlos de que Eso ha regresado con la esperanza de que cumplan con el pacto realizado cuando eran niños de volver a la ciudad si el payaso monstruoso retornaba.

La nueva entrega de It recurre a escenas del Club de los Perdedores en su versión adulta pero también realiza varios flashbacks hacia vivencias de la niñez que no figuraban ni en la primera parte ni en el libro para unir ambas etapas y darle un cierre a la historia sin abandonar a los simpáticos personajes del film previo. Entre guiños cinéfilos y al género fantástico en general, el director también peca de autoindulgente al entregarse cálidamente a homenajes tan innecesarios como efectivos, que a pesar de no tener relevancia para la narración funcionan por el propio peso de los homenajeados, destacándose las apariciones de Peter Bogdanovich y del propio Stephen King.

Al igual que en la primera parte, la película navega entre el drama y el terror pero también apela a la comicidad a través de los personajes interpretados por Bill Hader, el protagonista de la serie Barry (2018-2019), y James Ransone, que personifican a Ritchie y Eddie respectivamente. James McAvoy, Jessica Chastain y Jay Ryan, que encarnan a Bill, Beverly y Ben, son los que recrean la gravedad de la historia y también los que aportan el drama romántico secundario que sobrevuela al relato. Nuevamente Bill Skarsgård como Pennywise se destaca por su gran interpretación -tan ampulosa como histriónica- del payaso de características sobrenaturales.

El film hace mucho hincapié, al igual que gran parte de la obra de Stephen King, en la violencia escondida reinante en los pueblos pequeños y en el mal latente que subyace en las comunidades cerradas y que se pierde en la inmensidad de las grandes ciudades, donde el anonimato lo encubre con su máscara. El olvido y el recuerdo de las vivencias traumáticas son dos dispositivos importantes para la construcción de la identidad que les permiten a los personajes recuperar su lugar como sujetos de pueblos chicos que deben enfrentar los fantasmas de su pasado para poder superar los problemas del presente y crearse un futuro.

El realizador argentino Andy Muschietti apela en esta segunda parte mucho más a los efectos de sonido para generar zozobra y a los CGIs para crear un ambiente fantástico, pero el guión de Gary Dauberman, autor también de la saga de Annabelle (2014), se centra más en la explicación del surgimiento del payaso y en la resolución de la trama, que difiere en varios puntos del texto original de Stephen King.

It: Capítulo Dos logra atrapar al espectador en el mundo terrífico de Derry y construir un relato de género sólido basado en la estructura narrativa del clásico de Stephen King con algunas escenas muy buenas que remiten a lo mejor del cine fantástico. La película combina buenas actuaciones, efectos especiales muy logrados y una gran dirección de parte de Muschietti, consiguiendo una adaptación que respeta el espíritu del libro. Si bien el opus divaga por momentos, todo el relato conduce hacia la conclusión de la historia con la intención de satisfacer al público fanático de la obra de King sin descuidar al nuevo público del terror, en un malabarismo no exento de pretensiones artísticas. Muschietti redondea en su tercer largometraje una obra que no defrauda a nadie pero que tampoco mejora demasiado la performance de la primera parte, remitiéndose a mantener el nivel sin sorprender. It es así una obra que demuestra la capacidad de Muschietti como realizador y que infunde esperanzas a un cine fantástico completamente estancado en las anodinas sagas de superhéroes.