Ismael

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Una comedia sentimental de noble cuño

La trama es sencilla, y la puesta en escena también aparenta sencillez. Pero igual provoca expectativas e inquietudes, entretiene sin pausa, estimula reflexiones y se hace disfrutable a todo lo largo. Un negrito se ha escapado de su casa y toma el tren de Madrid a Barcelona para conocer a su padre blanco, que hasta ese día ignoraba su existencia. Como la ignoraba, y se desayuna de golpe, la abuela, una señora rubia, fina, elegante, pequeña empresaria del rubro gastronómico. Pobre mujer, cuando encima, buscando al hijo, deba tratar con un señor de pelo negro, medio grasa, pequeñísimo pero feliz empresario del rubro hotelero, que le hace un lindo trabajito de seducción. Pobre, también, la mamá del nene, que viaja desesperada a buscarlo. Y más pobre todavía, su nuevo novio, que se hizo cargo del chico y ahora arriesga perderlo todo frente al viejo amor de la morocha, que ahí está, con cara de "yo no sabía nada, pero qué linda te veo". Encima es un profe fachero que vive en una casita a orillas del mar, en las afueras de un hermoso pueblito de la Costa Brava.

Pobre también él. Ocho años sin saber que tenía un hijo y que la negrita seguía tan divina como antes. Pero así son las cosas, la gente tiene sus pesares (los errores, la lucha cotidiana, una renguera, el miedo a quemarse nuevamente, etc.), pero también tiene su segunda oportunidad. O su consuelo. La película expone esto y otras cosas de interés, y pone para nuestro disfrute un elenco sin fallas: Mario Casas, Ella Kweku y Botto jugando el conflicto dramático, Rueda y López luciéndose con un momento distendido a gusto del público de la segunda edad (digamos, segunda y media), el nene Larsson do Amaral y el flaco Mikel Iglesias en representación de las nuevas generaciones que juzgan (y aprecian) a las anteriores, cada cual luciéndose como corresponde, todo en un tono amable, con hermosa música de fondo a cargo de Javier Limón, rodaje en Atocha, Sitges, Palamós, Llafranc, Terrassa, Lloret de Mar, Mataró, Vilassar y El Prat. En alguno de estos últimos están la casita y el hotel fuera de temporada donde transcurre la historia. Hay que ver bien dónde quedan, y sacar pasaje.