Ismael

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

El director argentino Marcelo Piñeyro vuelve al ruedo con Ismael, un drama familiar producido íntegramente en España.

Ismael es un niño de 8 años que se toma solo un tren a Barcelona para conocer a Felix, su verdadero padre. La única pista que tiene es una vieja carta que este le envió a su madre y donde figura su dirección. Una vez allí Ismael logra llegar hasta el departamento, pero se encuentra con la sofisticada Nora, la madre de Felix. Ella desconocía la existencia de Ismael y prontamente accede a llevarlo a conocer a su padre hasta Costa Brava.

El perdón, la moral y todo lo demás

El director Marcelo Piñeyro supo hacer la opera prima más exitosa del cine argentino con Tango Feroz. Con el pasar de los años nos fue entregando productos por demás de interesantes como Caballos Salvajes y Cenizas del Paraíso, aunque estuvo cerca de derrapar con Plata Quemada y Kamchatka. En Europa haría la co-producción argentino/española El Método , que si bien fue un éxito en dicho país, no terminó de convencer a los espectadores locales. Tampoco lo terminaría de hacer su adaptación del best-seller de Claudia Piñeiro Las Viudas de los Jueves, aunque en mi opinión es de sus mejores trabajos. De esta forma Piñeyro partió hacia España donde filmó Ismael, bancada íntegramente por inversores ibéricos. La cinta es un drama familiar visto a través de los ojos de un niño de 8 años, y que a pesar de algunos vaivenes de su relato, termina siendo una conmovedora historia sobre las segundas oportunidades.

Ismael está interpretado por el pequeño Larsson do Amaral, quien debuta delante de las cámaras con esta película y lo hace de la mejor manera. A pesar de estar rodeado de un elenco de grandes actores de renombre, es el muchacho quien inevitablemente debe cargar con la cinta sobre sus hombros. Sin dudas uno de los puntos mas interesantes de esta historia es el hecho de que transcurre a lo largo de poco mas de 24 horas. Esta decisión de Piñeyro hace que el relato se mueva con una buena dinámica pero, al mismo tiempo, algunas cosas no terminen de convencernos. Principalmente el comportamiento de ciertos personajes y algunas decisiones y cuestionamientos que se sienten por demás de apresurados y hasta contradictorios por como se venían desarrollando hasta el momento. Resulta tambien algo cansador que el catalizador de casi todos los conflictos de la trama partan de Isamel escapando, algo que solo funciona la primera vez y cuando se vuelve a repetir es inevitable no sentirse algo manipulado por los realizadores. Y si de manipulación se trata no podemos dejar de referirnos al afán de Piñeyro por dejarnos en claro que prejuzgar a las personas, está mal. Por si no lo entendimos la primera vez (o no lo sabíamos ya), el director lo remarca una y otra vez y aunque sin dudas está hecho con las mejores intenciones, la necesidad de tener que subrayar esto a todo momento hace que una vez mas se note la mano del director guiándonos por donde quiere que vayamos.

Mas allá de que estos inconvenientes son moneda corriente en los dramas familiares y esperables en una cinta que aprovecha y se centra en la diversidad cultural que hay en España hoy por hoy, lo cierto es que Piñeyro termina armando un convincente retrato sobre una familia dividida que se ve obligada a saldar sus diferencias gracias a la curiosidad de un niño. Esto se logra principalmente a la buena labor del anteriormente mencionado Larsson y los "grandes" del elenco: Mario Casas (Las Brujas), Belén Rueda (Séptimo), Sergi López, Juan Diego Botto (Martín Hache) y Ella Kweku, quienes en todo momento resultan honestos y creibles, incluso cuando el guión le pone traba a sus personajes.

Conclusión

Dicen que las buenas películas son aquellas que logran producirnos emociones sin que notemos la presencia de alguien guiándonos. Y aunque siempre sentí presente la mano de Piñeyro en Ismael, mi impresión final fue de que se trata de un film bien intencionado y hasta emotivo sobre la moral y las segundas oportunidades en la vida, no solo las que le damos a otras personas, si no que tambien las que nos damos a nosotros mismos.