Ismael

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Mirá quién llegó

Ismael tiene 8 años, y es tan inteligente e intrépido que se las ha arreglado para viajar solo desde Madrid hasta Barcelona. El objetivo de esa arriesgada aventura es conocer a su padre, de quien solo tiene una carta con una dirección.
La primer persona con la que Ismael entra en contacto es su abuela Nora (Belén Rueda), una mujer fuerte e independiente que hasta el momento desconocía totalmente la existencia del niño, y será la encargada de acompañarlo en su aventura y presentarle a su padre Félix (Mario Casas), un joven que anda un tanto perdido y a quien la paternidad lo agarró por sorpresa. Durante la tarde en que Ismael y Félix se hablan por primera vez, se conocen y se disfrutan.
La historia es simple pero al mismo tiempo compleja; parece un tanto novelesca, pero por otro lado las relaciones familiares pueden ser tan ricas y complejas como el modo en que el director y el guionista decidan encararlas. En este caso, no han sido tratadas con demasiada profundidad. Los personajes toman una actitud interesante ante un cambio abrupto en sus vidas, lo que los lleva a dejar a un lado el análisis del pasado y así encarar la vida con honestidad, y de la mejor manera posible. Algo que a simple vista podría resultar demasiado fácil, pero funciona muy bien dentro de la historia.
Ismael llega en un momento complicado, su abuela y su papá nunca se han llevado bien y viven bastante alejados uno del otro; su madre lo crió lejos de él, con un pareja que para Ismael es el único padre conocido. Todos los personajes de esta historia tienen alguna herida abierta o alguna cuenta pendiente. Sin quererlo el pequeño revoluciona la vida de todos y los pone cara a cara con sus frustraciones, sus errores y su futuro.
Con hermosos paisajes playeros de fondo, linda música, humor, y actores bonitos y con mucha onda, la película tiene una mirada muy positiva sobra las relaciones familiares que cada vez se alejan más de la familia tipo, con perro labrador incluído, pero se acercan más a lo que construimos, con aciertos y errores, pero con amor y buenas intenciones.
Un aire un tanto meloso no arruina un sólido guión con muy buenos diálogos, y las actuaciones de Belén Rueda y Sergi López son razón más que suficiente para disfrutar de esta historia que, al final, a todos busca conformar.