Isabella

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Matías Piñeiro nos presenta la quinta entrega de una serie de películas que exploran los roles femeninos en las comedias de Shakespeare. Estos relatos no son adaptaciones per se, sino reinterpretaciones, variaciones, subversiones de aquellas míticas obras. «Isabella» explora una obra no tan conocida de Shakespeare, titulada «Medida por medida».

El largometraje sigue a Mariel (María Villar), una actriz de Buenos Aires que intenta obtener a lo largo de dos años de audiciones el papel de Isabella, la heroína de la comedia «Medida por medida». En el camino, tendrá que afrontar una crisis personal tanto vocacional como afectiva y emocional, donde jugarán un papel preponderante las ideas/conceptos de frustración y éxito. Esto lo veremos tanto en sus cruces esporádicos y fortuitos con Luciana (Agustina Muñoz), una antigua compañera de teatro, que parece estar siempre un paso por delante de ella pero que también enfrenta sus propios miedos y dudas. Por otro lado, también se explora la relación de Mariel con su hermano y ciertos conflictos que la van alejando de su juventud para adentrarla cada vez más en la etapa adulta, con cuestiones tales como problemas económicos, la maternidad, el éxito y el fracaso y las desilusiones que puede traer aparejada la profesión elegida.

Probablemente «Isabella» sea la película más desafiante y experimental de esta serie de Shakespeare planteada por Piñeiro y es que el largometraje se presenta con una estructura anárquica y desordenada donde vamos yendo y viniendo en varias líneas temporales para meternos de lleno en los problemas que atraviesa la atribulada actriz. Esto hace que la película traiga consigo un grado de interés bastante atractivo ya que el espectador va uniendo poco a poco las piezas del rompecabezas y transitando por los distintos estados de ánimo de la protagonista. Es curioso que si bien es la más «experimental» en sus formas también es la que más cuida los conflictos de sus personajes y el drama en general (algo que por ahí no pasaba tanto en «Hermia & Helena»).

Piñeiro logra captar la atención del espectador en su relato más desafiante pero justamente haciendo que cada uno pueda reconstruir su propia versión de lo que sucedió. Todo eso mezclado con la abstracción ocasionada por los momentos en que la protagonista está dejando atrás el pasado para abrirle paso al futuro por medio de su propia obra. Ahí entran en juego los colores (especialmente las tonalidades de violeta) para reflexionar sobre las dudas, los miedos y aquellas cuestiones que nos paralizan y no nos dejan avanzar.

«Isabella» representa todas esas cosas y muchas más, comprendiendo un viaje sensorial y emotivo distinto para cada persona. Un trabajo bastante elocuente sobre la obra de su director, pero también saliendo un poco de su zona de confort para brindar una experiencia desafiante y distinta. Una grata sorpresa de Piñeiro.