Iron Man 2

Crítica de M - Demasiado Cine!

A media máquina

Las secuelas comiqueras tienen la característica de, generalmente, superar al film anterior en varios aspectos. El origen ya está contado, los protagonistas delineados, sus motivaciones establecidas y el espectador ya fue introducido y conoce su universo. Por lo tanto, en la segunda parte suele haber mayor libertad para contar una historia con el/los protagonistas sin necesidad de cumplir con esos requisitos básicos.

Los ejemplos que cumplen con esta regla son conocidos por la mayoríá: X-Men 2, Batman: The Dark Knight, Blade 2 , Spiderman 2 (aunque no quieran aceptarlo algunos ;) , hasta Fantastic Four 2 levanta muchísimo la puntería con respecto a la primera (aunque igualmente se quede a mitad de camino). Después también tenemos la maldición de las terceras partes intragables, pero ese ya es otro tema.

Esto viene a colación porque, después de una logradísima primer parte, que nos sorprendió gratamente a muchos (sobre todo porque el personaje protagonista es de los más berretas que tiene Marvel), Iron Man 2 es una película que llega con mucho impulso y una enorme expectativa.

Por lo cual, la gran pregunta gran que se formulan quienes la esperan ansiosos es: “¿Cumplirá esta película con la regla de las secuelas comiqueras? ¿Será mejor que la primera?”.

Lamentablemente… no. Veamos las razones.
No te me pongas así, Robert.

No te me pongas así, Robert.

Stark the Man

En general, en toda película de superhéroes, lo que tiene mayor relevancia es la identidad superheróica del protagonista por sobre su alter ego civil. Vamos al cine a ver a Batman, no a Bruce Wayne, por ejemplo. Sin embargo, con la primera película se instauró algo muy particular: El protagonismo giró en torno a Tony Stark, el alter ego de Iron Man. Nos cuentan su historia, construyen su personaje y Iron Man es simplemente una consecuencia, un detalle. A tal punto sucede esto que en la película hay relativamente poca acción, y hasta la batalla final se ve forzada, metida porque “había” que tener una batalla final.

En este nuevo film, el protagonismo pasa a estar en manos de Iron Man, y lamentablemente como personaje no se la banca. Ya les dije, es de los más berretas que tiene Marvel. Todo gira en torno a la armadura, a la función que cumple en el país y en el mundo, a lo que significa para Stark y lo deseada que es por otros. Casi todo lo que motiva a los personajes y lleva la trama hacia adelante está relacionado con la armadura. Hay un intento de aportar cierto tinte dramático a Stark dentro de la historia, pero se ve tan forzado y obvio que no mueve ni un pelo.

Pero así y todo, Robert Downey Jr. la descose nuevamente en el protagónico y es uno de los responsables (si no el único) de que la película, aún con sus falencias, no sea un bodrio. Está bien, su personaje es un refrito de todos los tics actorales que le fuimos viendo a Robertito a lo largo de toda su carrera, pero se ajusta tan bien al personaje que es imposible a esta altura imaginarse a otro actor interpretando el papel. Y ese punto suma muchísimo al film.
Whiplash, uno de los malosos de turno

Whiplash, uno de los malosos de turno

Doble o nada

Otra característica que suelen tener las secuelas en general (no solo las comiqueras) es que toman todo lo que funcionó en la primera, y lo elevan al cuadrado. Y en esta ocasión no fueron menos.

Así es que nos encontramos con un Tony Stark mucho más volátil, errático, sacado y fiestero que en la primera (y ahí ya lo era bastante). Si en la anterior era un genio, acá es prácticamente Dios. Dale un encendedor y un escarbadientes y el tipo te arma un condensador de flujos. Si, la primera no se caracteriza por su realismo, pero al menos tenía lógica y resultaba verosímil dentro de su universo. Acá se van de rosca completamente.

También tenemos, como era esperado, muchísimas más escenas de acción que en la anterior, todas espectaculares por donde se las mire. Hay que reconocer que Iron Man es el personaje de comics que mejor traslación tuvo a la pantalla grande en lo que al diseño del personaje respecta. Igualmente, en su cantidad, las batallas reducen considerablemente su impacto y se van extinguiendo bastante hacia el final.

En la anterior había un equilibrio de protagonismos bastante bien manejado, con Stark ocupando un 50% de la película, Iron Man un 30% y lo restante distribuido entre los demás personajes, que no eran más de 2 o 3 principalmente. Acá tenemos a Stark, Iron Man, Ivan Vanko (Mickey Rourke), Black Widow (una absolutamente despampanante Scarlett Johansson), Rhodey Rhodes (Don Cheadle), Justin Hammer (Sam Rockwell), Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) y hasta Happy Hogan (Jon Favreu), todos repartiéndose la presencia en pantalla, distrayendo constantemente la atención y saltando de subplot en subplot a cada rato. A pesar de que todos están correctos en sus papeles (ninguno se mató mucho, salvo Rourke un poquito) terminan quedando chatos y perdidos en medio de la marejada.

Estos aspectos y otros más (que ya sería spoiler comentar) le quitan profundidad a la historia (dentro de lo que Iron Man permite) y generan una sensación de artificialidad que afecta en buena medida su disfrute, sobre todo teniendo como parámetro la tan bien construida primera parte.
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Se aboya pero no se rompe

Igualmente, a pesar de todas estas falencias, la película no es mala. Más bien es inocua. Tiene escenas de acción altamente logradas, varios momentos cómicos bien colocados, geniales one-liners de Robert D. y, en definitiva, las dos horas se te pasan en seguida.

Pero al terminar la película queda una sensación de mal sabor en la boca, de que algo faltó, de que la magia de la primera no estaba presente. Por supuesto, como decimos siempre, las expectativas juegan un papel crucial en estas ocasiones, y para esta película eran enormes.

Se nota que apostaron a lo seguro, a no fallar, y se quedaron a mitad de camino. Puede ser que algo de culpa lo tenga el material que quedó afuera. Montones de escenas que hemos visto en los trailers una y otra vez en la película brillan por su ausencia, como el beso en el casco de Pepper Potts antes de que él salte del avión, o Scarlett disparando con el guante de Iron Man. Probablemente se las hayan guardado para un futuro “Director’s Cut”, pero resulta raro no verlas en la película.

Tal vez quien vaya a verla después de haber leído esto la disfrute un poco más al estar prevenido acerca de lo que se va a encontrar. Y si no es así, quédense hasta el final de los créditos, que lo que van a ver probablemente les levante el cebamiento mucho más que el final de la peli.