Invocando al demonio

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Cómo invocar al demonio en vano.

Este film de terror tiene dos partes bien definidas. En la primera parte, un documentalista insiste en convocar a todos aquellos que lo ayuden a conseguir evidencia visual de la existencia de lo sobrenatural, dado que está seguro de que nadie lo podrá conseguir. Es que su esposa murió en un accidente cuando una tarotista le dijo que no vaya de viaje a Europa dado que su carrera como actriz estaba por tomar vuelo en los Estados Unidos, y el protagonista está ansioso por dejar claro que todo aquel mezclado con el esoterismo es un estafador.

Esta parte es la más interesante, ya que el cineasta hace una especie de casting de brujos que lo lleva a documentar experiencias dementes en las que él siempre se ofrece como conejillo de Indias. Un par de estas experiencias ofrecen matices realmente aterradores filmados con cierta originalidad.

Luego, en la segunda parte queda claro por qué el título original del film es "La posesión de Michael King". El cineasta queda poseído por los demonios invocados en la primera parte y ya no puede volver atrás, atentando seriamente contra su pequeña hija y haciendo todo tipo de cosas horribles, además de perder a su cameraman, lo que determina que el documental dentro del film esté bastante peor filmado que las escenas iniciales.

Todo este final más que aterrador se vuelve insoportable, con el protagonista hablando casi todo el tiempo solo a cámara y escuchando sonidos desagradables, abusando de la cámara con visión nocturna (es decir con tomas donde todo se ve verde, lo que ayuda a la sensación de posesión de un modo bastante elemental) y en realidad sin que pase nada de peso delante de la cámara, ya que sus fechorías en general se cometen en off.

La actuación de Shane Johnson es el principal sostén de una película extremadamente barata y bastante escasa tanto de medios como de ideas, ya que las pocas que tiene se agotan antes de la mitad de la proyección.