Invocando al demonio

Crítica de Alejandro Turdó - A Sala Llena

¡Un exorcista a la derecha, por favor!

A esta altura del partido se ha vuelvo practicamente un cliché el pedido de muchos de nosotros: rogamos le den un descanso al subgénero de terror “cámara en mano” -o found footage, según el término anglosajón- en vista de los resultados que hemos obtenido en los últimos años y considerando que demasiadas películas depositan todas sus esperanzas de destacarse del resto de los productos del género en el simple y agotado recurso de simular realismo vía filmación casera, cuyos exponentes exitosos se cuentan con los dedos de la mano, como por ejemplo El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999) o Cloverfield (2008). Sin dudas esa es la enseñanza más concreta que nos deja Invocando al Demonio (The Possession of Michael King, 2014): guardemos la camcorder en el placard y no la saquemos hasta que tengamos algo interesante para filmar (o contar).

El director debutante David Jung no trae nada nuevo a la mesa en esta historia que narra el derrotero del susodicho Michael King, un hombre que meses después de perder trágicamente a su esposa decide hacer un documental para probar que ni Dios ni el diablo existen, y decide filmarlo todo con su cámara, obviamente. Michael visita a personas relacionadas con la parapsicología, la necromancia (el uso de cadáveres para comunicarse con el más allá), la brujería, y otras fantásticas tribus de acólitos de lo paranormal. La cuestión es que algo parece haber poseído a Michael mientras jugaba a ser el José de Zer del mundo de lo oculto, e irá tomando más y más control sobre él conforme avanza la trama, dejando al protagonista con poco tiempo para intentar detenerlo. En primera instancia parecía un acierto el intento de Jung por mostrarnos el típico caso de posesión demoníaca desde el punto de vista del poseso, pero todo quedó en eso, un intento, que encima buscó apoyarse en la “cámara en mano”. El recurso hace agua por todos lados, como suele suceder cuando es utilizado sólo para dar un golpe de efecto más que para dar profundidad al film.

La película tuvo un estreno limitado en salas estadounidenses allá por agosto de 2014 y a las dos semanas ya se encontraba disponible como VOD -o Video on Demand, para los neófitos del sistema- lo que desde el arranque no era muy auspicioso. Es curioso como en el último tiempo los distribuidores locales parecen elegir lo más flojo del género de terror para traer a nuestras salas, y con un retraso notable respecto de su fecha de estreno original. Cuestiones que no lo convierten en un producto atractivo para los fans del género deseosos de ver una obra de calidad en pantalla grande.

Con un guión que no sabe muy bien hacia donde quiere ir y una historia que parece más inclinada a mostrar lo que pasa antes de intentar dar un desarrollo o una explicación al porqué de aquello que ocurre, Invocando al Demonio naufraga en las aguas de la instracendencia para terminar encallando en un final que toma prestado demasiado de El Exorcista (The Exorcist, 1973), en caso que algún espectador distraído aún no haya descubierto que todo esto ya se ha hecho antes y de forma claramente superior.