Invictus

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

Luego de la desilusión de Nine me dispuse a ver otra de las películas que más esperaba, la nueva obra de Eastwood llamada Invictus.

En más de una oportunidad manifesté la gran admiración que tengo por el viejo Clint, realmente soy casi incondicional a la hora de ver sus cintas, sentimiento que es imposible neutralizar a la hora de escribir esta revisión, pero prometo ser lo más objetivo posible.

El director de Río místico nos sumerge en la Sudáfrica de los años 90 que estaba al borde de la guerra civil, pero que al producirse la liberación de Nelson Mandela de la prisión Robben Island, fueron liberados junto con él grandes vientos de cambio para un país segregado por la discriminación y el resentimiento. Esta breve introducción es mostrada en el film para situarnos en el contexto de la época que gobernó el gran líder africano. Realmente Clint logro trasladarme e introducirme dentro de la historia, sinceramente me emocioné en muchos momentos gracias a la emotividad que representa el relato, que cobra mucha más fuerza al tratarse de una historia real. Quiero aclarar que no se trata de una película de rugby, sino que esta basado en como “Madiba” utilizó a este deporte con el fin de unir a la nación que el presidía.

Sinceramente conocía muy poco de la obra de Mandela y gracias a esta obra se dispararon varias cuestiones como un reproche interno por no haberme interesado en la vida de éste líder mundial con anterioridad, pero ya estoy poniendo manos a la obra para romper este sentimiento. Es admirable que una persona que estuvo 27 años preso picando piedras salga en libertad, buscando paz y unificación y no venganza contra los que lo encarcelaron.

El guión es conciso, claro y explicito, lo que da como resultado que los dialogos sean muy enriquecedores para entender los pensamientos de los protagonistas.

El relato sería imposible de sostener sin las grandes interpretaciones de Morgan Freeman y Matt Damon. El actor de la saga Bourne lleva adelante la interpretación del capitán de los Springboks llamado Francois Peinar con muy buenos resultados, demostrando que se puede contar con él para otro tipo de personajes. Sin dudas que todos los aplausos se los lleva Freeman y realmente son merecidos, su labor es tan increíble que uno por momentos termina olvidando que se trata de una actuación, pensando que es el mismo Mandela el que esta delante de las cámaras.

Mención aparte para las bellas canciones escogidas por Kyle Eastwood (hijo del viejo Clint) que aportan otro valor adicional a está gran obra.

Como conclusión creo que Invictus no es la mejor obra de este espectacular director, pero la excelente manera en la que se abordo la vida de este gran líder merece ser vista por todos nosotros. “Soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma”