Invasión zombie

Crítica de Rodolfo Weisskirch - Visión del cine

Llega a los cines Invasión Zombie, el exitoso film coreano de Sang-ho Yeon que pasó por el Festival de Cine de Cannes 2016.
Los zombies no son propiedad estadounidense. Uno de los films más exitosos de la historia del cine coreano, con excelente repercusión en Cannes, además de ser uno de los más populares para descargar durante el año pasado, llega a las salas nacionales.

Es realmente notable, que con la poca oferta que hay últimamente de cine oriental, una propuesta de estas características pueda tener valor comercial, pero lo cierto es que tiene y cumple con todos los méritos artísticos y pochocleros para ser una de las sorpresas de la cartelera.

Desde que George Romero impuso las reglas a fines de los años 60, los zombies se han mutado significativamente. Poco queda como reflejo político de una sociedad marginalizada, controlada por un sistema autoritario. El dejo de rebeldía murió con la última película de Romero, pero aún así, varios directores le han encontrado una vuelta de tuerca, incluso humorística a esta temática.

Hoy en día, gracias a la serie The Walking Dead, los zombies están más vivos que nunca y su repercusión cruza fronteras. Por esto mismo, Invasión Zombie –pésima traducción de Train to Busan– ha logrado captar tantos fanáticos. Pero también hay que combinar el tema con la realización cinematográfica.

Sang-ho Yeon –que venía de realizar Seul Station, también con zombies, pero en formato animado- le otorga un interesante equilibrio de emoción, crítica social y adrenalina vertiginosa a este relato. Seok Woo es un empresario exitoso, padre divorciado, que promete cruzar Corea en tren para llevar a su pequeña hija Soo-an con su madre, una premisa no muy distinta a la de Guerra de los mundos, de Spielberg. Como todo workalcoholic, no tiene tiempo para dedicarle a su criatura, así que, por una vez, decide remendar la situación.

Pero elige mal el momento y el lugar. En medio del viaje en tren a Busan, se desata un virus que convierte en forma inmediata a cualquier persona en zombie. Una plaga que cobra dimensiones gigantes a cada segundo. Seok Woo, junto con un matrimonio de bajos recursos –ella embarazada- y una pareja adolescente deben sobrevivir todo el trayecto atravesando vagón tras vagón y evitando que los zombies los muerdan.

Esta estructura dramática, donde intervienen las diversas clases sociales y tribus culturales de la Corea actual, rememora un poco otro trabajo coreano, inédito en Argentina, como fue Snowpiercer, de Bong Joon-Ho (The Host). Sin embargo, ahí, donde la propuesta futurista gozaba de imaginación, humor, frescura y universalismo, Invasión Zombie, se queda en la posición cómoda de cumplir con efectividad los estereotipos y clisés del género.

Repleta de solemnidad y previsibilidad, la película de Sang-ho Yeon tiene al antihéroe que va modificando su postura a medida que avanza el film y congeniando fuerzas con el futuro padre de clase media, mientras que el dueño del tren, no deja de ser el villano verdadero, un hombre egocéntrico, capaz de matar a cualquiera que se cruce por su camino, con tal de sobrevivir.

Aún con sus estereotipos y golpes sentimentales no deja de ser una propuesta sumamente atractiva por varios factores. En primer lugar, el ritmo, constante, imparable. En segundo, visualmente es impecable. Nada que envidiarle a Guerra Mundial Z. En tercero, el factor humano. El director apela a la empatía con el selecto grupo de sobrevivientes. Desde dos hermanas ancianas hasta la joven pareja de secundario, la narración no descuida ninguna de las subtramas dramáticas de cada personaje, y en ese sentido, todos concretan un arco narrativo coherente.

Invasión Zombie es un film sin desniveles narrativos y una carga de tensión constante. Sin embargo, también apela demasiado al melodrama para golpear al público y crear un efecto lacrimógeno innecesario, más cercano al de una telenovela que a un film de horror. Pretenciosa y sobrevalorada pero cumplidora, tiene una buena dosis de gore y dramatismo para cubrir todos los gustos.