Invasion del mundo. Batalla - Los Ángeles

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Batalla: Los Ángeles es una película estúpida.
El gran problema de este estreno es que se trata de un film que se tomó muy en serio a si mismo y utilizó el concepto de la invasión alienígena con el único propósito de glorificar a los marines norteamericanos y toda la parafernalia militar de ese país. Esta película es el resultado de algún ejecutivo trasnochado de los estudios Sony, quien creyó que combinar La caída del Halcón Negro con Día de la Independencia era una idea fantástica, cuando se generó totalmente lo opuesto.
El film tiene una estructura muy similar a la de aquella película bélica con la diferencia que en lugar de somalíes los ultra valientes y sacrificados soldados yankees pelean con extraterrestres. En ese sentido, la última escena donde intervienen Aaron Eckhart y Michelle Rodríguez es una falta de respeto absoluta a Ridley Scott y a lo que hizo en aquel trabajo sobre la batalla de Mogadishu. En el pasado las historias clásicas de invasiones extraterrestres, como La Guerra de los Mundos o la serie V funcionaron porque tenían como protagonistas a personas comunes. Seres ordinarios que se enfrentaban a situaciones extraordinarias. En Batalla: Los Ángeles los únicos héroes de la trama son los corajudos marines, quien aparentemente son los únicos seres humanos que pueden salvar al planeta. La población civil siempre se muestra aniquilada o como individuos débiles y atemorizados que buscan refugio en los valientes militares.
La verdad que esta película da vergüenza ajena. Hay una escena patética donde muere el padre de un pibito y Aaron Eckhart se acerca a consolarlo. Sus palabras son contundentes y retratan el espíritu de este film: “Tienes que ser valiente amigo. Ahora eres mi pequeño marine y los marines nunca dejan a nadie atrás” Acto seguido el protagonista se pone a recordar a sus camaradas muertos con una música que trae al recuerdo los peores momentos de Pearl Harbor, de Michael Bay. La ciencia ficción brilla por su ausencia, nunca llegamos a saber demasiado de los invasores, ya que la película parece una campaña descerebrada para limpiar la imagen de los marines, los mismos tipos que en la vida real en los últimos años hicieron desastres en Irak.
Todo este enfoque de la historia es tan irritante que los realizadores lograron que como espectador te pongas del lado de los extraterrestres!! Por otra parte, la dirección de Jonahan Libiesman (La masacre de Texas: el origen) es lamentable. Otro caso de un cineasta que sufre el “síndrome Jason Bourne” Prácticamente no hay una maldita escena donde la cámara se quede quieta. Todo el tiempo se mueve como si el operador sufriera Parkinson. Le quisieron dar a la historia un aspecto documental y salió mal porque inclusive hay escenas de acción desprolijas donde no se entiende nada.
El final es un capítulo aparte.
Si se hacía un concurso abierto en escuelas con chicos de sexto grado para que le dieran una conclusión al conflicto de esta historia estoy convencido que hubieran surgido ideas más inteligentes. Los que se quejaron del cierre de Skyline no vieron nada todavía.
¿Hay algo positivo para destacar?
Sí, en varios aspectos técnicos hubo gente que hizo muy bien su trabajo. Principalmente en los efectos visuales y el sonido, pero no hay mucho más. Los diseños de las naves también estuvieron muy logrados.
Pero bueno, la película es un gran collage de escenas de acción sin parar, que solo se dedica a enaltecer al ejército norteamericano, más que entretener con una buena historia de fantasía. Comparado con esto Infierno al volante 3D es una obra de Arthur Miller.