Invasión a la privacidad

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Un inquilino observado

A Juliet Devereau le asombra esto de poder encontrar un amplio departamento en Brooklyn, a bajo precio y con condiciones de alquiler muy favorables. Ella es médica, ejerce su profesión no siempre en las mejores condiciones y necesita, ahora que se separó, un buen lugar para rehacer su vida.

Varios ambientes, múltiples ventanas y bastante cerca de su trabajo. Juliet se dispone a disfrutar del hallazgo. Hasta en algún momento pudo pensar que el locador, robusto, bastante bien parecido y quién sabe, de buen corazón (vive con el abuelo), hasta podría convertirse en una pareja futura. Pero hay algunas molestias, pequeñas al principio, extrañas luego, imposibles después. Juliet no entiende qué pasa, y decide recurrir a tecnología de seguridad. Lo que descubre, la sume en el horror.

Claro que no es lo mismo ver esta película si el espectador tiene dieciocho años o más de cuarenta, que si es cinéfilo o no. Lo que pasa es que hay películas con temáticas parecidas, que uno no puede olvidar, como "Sliver" de Phillip Noyce con la bella Sharon Stone, "El inquilino", que creó un genio como Roman Polanski, o "El inquilino" con Michael Keaton, dirigida por John Schlesinger.

RARO EDIFICIO

Carly Norris ("Sliver") también acababa de divorciarse y buscaba un departamento como Juliet, cuando cayó en el departamento equivocado, algo así como el edificio Dakota de "El bebé de Rosemary"; al pobre Trekjovsky ("El inquilino" de Polanski) le fallaba el cerebro, estrujado por tanto mal pasado y el matrimonio que recibe a Keaton, jamás pensó en tener un vecino tan rayado.

Tan buenas películas, no pueden compararse a ésta que tiene un muy buen comienzo, con atmósfera apropiada y un interés en ascenso hasta alcanzar los curenta minutos aproximadamente, ahí ya comienzan los lugares comunes, las reiteraciones, los raccontos exagerados y donde comienzan a pincharse el locador y hasta ese particular abuelito, que tiene una aparición muy breve.

Hilary Swank ("Los muchachos también lloran") es una excelente actriz y Jeffrey Dean Morgan no desentona, mientras que el abuelito es Christopher Lee, marca de fábrica del género, próximo a cumplir cien años, viviendo muy bien del terror, de merecida supervivencia cinematográfica con sus recordadas "La caída de la casa Usher" o "La muerte de la máscara roja".