Interludio

Crítica de Germán Morales - Proyector Fantasma

Mudar la piel
Los cambios son una constante en las etapas de la vida. Vivimos cambiando más de lo que creemos. Más allá que la palabra haya tomado un matiz político-partidario, es cierto que vivimos adaptándonos a diferentes situaciones, a veces a la fuerza y otras veces forzándolas. En Interludio, cada personaje muestra ese pasaje de una forma distinta en 3 etapas completamente diferentes. Sofía (Leticia Mazur) en la separación de su marido, Irina (Sofía del Tuffo) en el descubrimiento de su sexualidad y Pachi (Lucía Frittayón) en conocer un nuevo mundo.

Las 3 mujeres encaran esta misión en el destino favorito para buscar el reencuentro con uno mismo, la costa en invierno. Más precisamente, La Lucila del Mar. Allí con su fotografía y la puesta de cámaras, el film le da una belleza especial a un ambiente tan sombrío y reflexivo. También la música ayuda a dotar de más personalidad a las 3 protagonistas y a potenciar el viaje que cada una va experimentando. Sobre todo en esos viajes mentales de Sofía o en la simpática actitud de Pachi, en una gran interpretación de Lucía Frittayón. Tan querible como insoportable, muy propio de la edad, un buen papel hecho por la menor de la familia.

Interludio es un film tierno y optimista, más allá de las diferentes etapas y las resoluciones que se desarrollan. En definitiva, es un viaje a una intimidad no tan íntima, también a la distancia que el entorno familiar impone y las cosas que no se pueden decir. Porque si bien cada una de las chicas avanza independientemente de la otra, por decirlo de alguna forma, no caretea una unión familiar que se muestra distante, a pesar del amor y el cariño que se tienen. En eso el film entiende las distancias entre las partes.

Quizás la parte más floja parezca la resolución, porque en definitiva termina con el drama ocasional y no resuelve un gran problema. Pero también es parte del mensaje del film. El viaje y la introspección no solucionan nada, solamente sirve para hallar parte de la respuesta. Y eso demanda tiempo.

Se trata de una película que ayuda a curar las heridas y a disfrutar con las protagonistas. No hace falta buscar credibilidad en cuestiones menores, se trata de un viaje de puro goce y fantasía, sin ser fantástico. Ahonda en los sueños personales, sin ser onírica. Buscar verosimilitud en lo que sucede no tiene sentido porque, aún cuando la película se torna un drama por la momentánea desaparición de Pachi, intuimos todo el tiempo que el objetivo es la felicidad de las protagonistas. Y en días como estos, es más que necesario. La búsqueda de la felicidad en medio de los conflictos.