Interiores

Crítica de Martín Miguel Pereira - CineramaPlus+

LA JAULA NO ES TAN SOLO ESTA PARED

Interiores es una película-experimento. Como hicieran los hermanos Taviani con su Cesare deve morire, Fito Pochat arma un proyecto para ser filmado en la cárcel con reclusas; en este caso un taller de musicoterapia para internas del penal de Magdalena. El filme es el documentar ese espacio nuevo que se crea para los propósitos del relato. Su estructura es bastante simple: relatos de las distintas asistentes que van pasando por temas como las visitas, la convivencia en las celdas, las causas de su detención (nunca de un modo claro o unívoco), los hombres y la violencia de género; entre cada ronda de historias se las ve practicando los ejercicios propios del taller.

Hay, sin embargo, algo que falla en ese esquema: no hay una real progresión dramática. Si bien se van dando confesiones de mayor intensidad emocional y las reclusas admiten fugazmente algunos cambios, no queda claro el objetivo y el rumbo. Los personajes parecen cambiar en el transcurrir del relato, pero no con una lógica argumental, asemejándose más a un fresco de distintas situaciones de mujeres presas. Los momentos “musicales” sólo sirven de punteo y separador, desaprovechando una buena oportunidad de acercarnos un tipo de terapia no tan convencional y que, encima, las concurrentes reconocen como algo muy positivo y de ayuda, transformándose la estructura en una cáscara vacía.

Esto no quiere decir que Interiores no cuente nada, el problema es que va pinchando muchos temas sin detenerse a profundizar en ninguno. De todas formas la realidad que retrata no es tan ajena y los personajes son tan reales que su interés excede a su propia hechura, provocando interesante de todas maneras. Al terminar el visionado quedamos incómodos y reflexivos pues detrás de todas las anécdotas e historias se esconde (no muy bien) la ausencia de un estado protector, aunque sí punitivo.

Esto no sólo queda claro cuando se habla de las distintas violencias de género de la que fueron víctimas casi todas, sino en el hecho de que no existan más programas de este tipo que ayuden a contener y realmente transformar las conductas que las llevaron ahí. Estas mujeres pasaron de estar a la intemperie más absoluta al encierro.

Fito Pochet tiene una mirada muy humana sobre estas reclusas, no las juzga ni las justifica, no es importante qué hecho las llevó allí, lo que importa es su sufrimiento y sus deseos al salir de allí, esperemos para no volver.

Por Martín Miguel Pereira
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