Insurgente

Crítica de Ignacio Andrés Amarillo - El Litoral

Más allá del Muro

La trilogía “Divergente”, escrita por Veronica Roth, está entre las más renombradas sagas de una camada que viene a meter la ciencia ficción en el mundo de la denominada literatura juvenil, en la que la fantasía (épica o gótica) tenía mucha presencia. Suzanne Collins hizo punta con la saga “Distritos” (“Los Juegos del Hambre”, para todo el mundo), en un tríptico que suma a “Correr o morir” de James Dashner. En el camino (especialmente Collins) refrescaron la vieja ciencia ficción, discutiendo algunas problemáticas actuales o transhistóricas, como hizo el género en sus mejores días.

De yapa, para el cine estas sagas son una oportunidad única: sumar una franquicia exitosa con sus propios fans a la posibilidad de poner jóvenes bonitos de ambos sexos, escoltados por figuras prestigiosas en los papeles adultos.

La saga “Divergente” se constituye en una contracara de la de Collins, en algunos puntos. Si “Los Juegos del Hambre” recurre al futuro distópico para meterse con temas candentes (la guerra de propaganda y las manipulaciones de la comunicación), aquí se retoman viejos problemas de la ciencia ficción y del debate político desde mediados del siglo XX, vinculados con la contradicción entre individualismo y colectivismo y las posibilidades de una organización (ideal o nefasta) que permita el desarrollo humano sin conflicto.

Tablero en movimiento

Ya entrando en cuestión, en “Insurgente” (que como buena segunda parte pasa de la exposición del tema al desarrollo de la trama) veremos cómo la protagonista Beatrice “Tris” Prior endurece su corazón, contra la piedad infatigable de Katniss Everdeen: mientras Katniss mantiene su humanidad en la guerra despiadada, Tris debe moderar su voluntad de venganza por el asesinato de sus padres y al mismo tiempo luchar contra su convicción de que todos los que se le acercan terminan mal.

La acción arranca poco después de la primera parte, con Tris, Tobias “Cuatro” Eaton, Caleb y Peter escondidos en la agraria comunidad de Cordialidad, mientras Jeanine (la líder de Erudición, villana tecnócrata que se ha hecho con el poder) los culpa del ataque a Abnegación en el que ella misma manipuló a la tropa de Osadía. Los “divergentes” (aquellos cuya personalidad encaja en más de una facción, como Tris y Cuatro) parecerían ser el cáncer que puede corromper el organizado sistema de facciones.

Simultáneamente, sus tropas leales encuentran una misteriosa caja que los padres de Tris tenían escondida, que tendría un mensaje clave de los Fundadores de la Ciudad (una Chicago devastada y reconstruida a medias). Curiosamente (en la cinta no se explica mucho el por qué, quizás sea una mancha en el guión) sólo un divergente puede abrirla, pasando por una serie de simulaciones de las cinco facciones.

Así, se desplegará un ajedrez entre la nueva autócrata, la jovencita que se perfila como su antagonista, los Sin Facción y su inesperada líder, y las revelaciones que puedan surgir sobre el origen del sistema y lo que aguarda más allá del Muro que rodea a la Ciudad. El giro final, en parte, recordará un poco a “Correr o morir”, y subvertirá las convenciones sociales.

Reinas y peones

Brian Duffield, Mark Bomback y el veterano Akiva Goldsman adaptan el guión mientras que Robert Schwentke reemplaza a Neil Burger en la dirección, quizá para aportar más intensidad al juego de intrigas y alianzas (aunque algunos le critiquen las escenas de acción, como el tiroteo del principio). Las oníricas escenas de realidad virtual tienen también un despliegue visual a la altura de su importancia (al punto de ocupar algunos afiches promocionales).

Lo que vale para los personajes vale para las actrices: Shailene Woodley, privilegiada con un notorio protagónico femenino, tiene más cara de buenita que Jennifer Lawrence, lo que patentiza las tensiones que consumen a Tris. El corte de pelo endurece sus facciones redondeadas, y la acerca a todo lo letal (en el mal sentido) que se siente.

La narración va muy rápido como para que no pueda explayarse en romanticismos con el Cuatro que compone Theo James, más allá de una escena que promete más de lo que muestra. James es eficiente también, más allá de su aspecto de “galán para muchachuelas” digno de la saga “Crepúsculo”.

Entre los dos llevarán el relato a cuestas, aunque los villanos pueden hacer dulce con sus personajes. Desde Kate Winslet con su Jeanine Matthews, elegantemente maléfica, hasta Miles Teller (ahora cotizado por su actuación en “Whiplash”) como el taimado, traidor, detestable y gracioso Peter. En el medio, Naomi Watts aparece como Evelyn, la madre de Cuatro, que reaparece en su vida y trae consigo una oscuridad que promete desarrollarse en próximas entregas (al igual que con “Los Juegos del Hambre: Sinsajo”, “Leal” estará dividida en dos partes).

Jai Courtney no brilla como el malévolo Eric, pero tampoco tiene mucho tiempo en pantalla. Zoë Kravitz repite como Christina y Maggie Q como Tori, pero también la historia les quita momentos. Ansel Elgort como Caleb (hermano de Tris) podría lucirse un poco más. Vale destacar también la aparición de Daniel Dae Kim (conocido por la serie “Lost”) como Jack Kang, líder de Verdad, y los cameos de Ashley Judd y Tony Goldwyn como Natalie y Andrew Prior.

El futuro luce promisorio pero misterioso. Las verdades aguardan más allá del Muro.