Balada de un hombre común

Crítica de Daniel Alaniz - HaciendoCine

"Llewyn Davis duerme en sillones de amigos, de una amante, de su hermana, de gente que conoce ocasionalmente; no tiene un dólar y siempre anda vestido igual, con una gama apagada de colores que le sientan a la perfección, con el pelo siempre un poco mojado para que pueda ser peinado, para simular prolijidad o limpieza. Y se lo ve siempre en trenes o subtes, nunca en taxi, como se demostrará en el último gran plano de la película. Llewyn Davis tiene una amiga/amante, que es la novia de su amigo, a la que probablemente dejó embarazada. Llewyn Davis pierde los gatos de sus amigos, amigos que le demuestran que sí pueden hacer música y ser más o menos felices, amigos que le demuestran (aunque en un gran momento hacia el final de la película esto se relativiza) que es él el único que no avanza. Llewyn Davis tiene toda su mierda desordenada". (Fragmento de la crítica publicada en HC 145)