Inseparables

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Esta vez nos tocó a nosotros. Mientras por el mundo se reproducen las remakes de filmes argentinos, y muchas de ellas ideadas o filmadas previamente por Marcos Carnevale, por cierto uno de los más prolíficos directores argentinos de los últimos tiempos, “Inseparables” (Argentina, 2016” pone su mirada sobre “Amigos Intocables”, aquella comedia francesa que fue un éxito en cada uno de los países en donde se estrenó.
“Inseparables” habla de una profunda amistad entre dos seres tan disimiles entre sí que podrían haber chocado más que empatizado, Felipe (Oscar Martinez) y Tito (Rodrigo De la Serna), quienes se conocen circunstancialmente y terminarán marcando a fuego la vida de uno y de otro.
Felipe, es un multimillonario que se encuentra relegado a una vida sedentaria por un accidente, y necesita de un asistente para que lo ayude con el acontecer diario. Tito, empleado de èste, llegará a la vida de Felipe cuando se vea obligado a continuar dependiendo de los demás, aunque quizás la elección de sumarlo como su ayudante no sea bien vista por las dos mujeres (Carla Peterson y Alejandra Flechner) que lo acompañan.
Pero Felipe apuesta a Tito, porque sabe que, más allá de su inexperiencia, podrá acompañarlo a tomar algunas decisiones que cambien drásticamente su situación de tetrapléjico, no porque deje de estar atado a una silla de ruedas y la compasión de los demás, al contrario, sino porque podrá abrirle un mundo que el desconoce y al que quiere acercarse.
Carnevale construye el relato con precisión, y si bien por momentos algunas lagunas sobre detalles que se dejan al pasar y no se retoman resienten la acción, el elevado nivel actoral (los cuatro intérpretes mencionados ofrecen personajes únicos y creíbles) y una puesta en escena acorde al filme, superan cualquier falla detectada.
“Inseparables” es una de esas películas en las que los actores se comen el filme, porque más allá de la simpleza del guion (calcado del original), y algunas situaciones exageradas (Felipe lleva al Teatro Colón por primera vez a Tito), la potencia de la actuación borra cualquier pedido de mayor profundidad a la misma.
Rodrigo De la Serna potencia aquello que ya conocemos de él y le brinda a su Tito de una serie de elementos que hacen verosímil toda su interpretación, y en un filme como éste, en el que toda la atención recaerá en él, era necesario que lo haga.
Martinez está muy bien, teniendo en cuenta las limitaciones que le impone su Felipe, pero así y todo, en la complicidad con De la Serna, construye muchas escenas emotivas que escapan al golpe bajo.
La dupla protagónica femenina (Peterson/Flechner) brindan el contrapunto necesario para que Tito avance en su relato, uno en el que Carnevale prefirió correr el foco de su propia historia, suavizándola (en “Amigos Intocables” el personaje tenía un hijo fruto de su relación con su tía), sumándole color a la interacción entre dos seres de clases sociales disimiles que terminan demostrando que no siempre el dinero sirve para todo.