Inseparables

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La remake nacional del film francés "Amigos intocables" equilibra acertadamente el tono dramático y los toques de humor. El joven que asiste a un millonario que ha quedado en silla de ruedas encuentra a una buena dupla protagónica y logrados roles secundarios.

Llega la adaptación nacional del exitoso film francés Amigos intocables, un hecho que no suele darse en la producción local, y que ahora viene de la mano del prolífico Marcos Carnevale -Elsa & Fred; Tocar el cielo; Anita; Viudas: Corazón de león y El espejo de los otros-.

Al igual que en la reciente Yo antes de tí, esta historia emotiva sobre una amistad impensada también cruza clases sociales y los caminos de un joven que necesita trabajo y un millonario que está en silla de ruedas luego de sufrir un accidente.

De este modo, Felipe -Oscar Martínez-, un empresario que ha quedado tetrapléjico y está buscando a un asistente terapéutico, descubre al ayudante del jardinero, Tito -Rodrigo de la Serna-, el joven inexperto que ingresará a su mundo controlado y se relacionará con todo su entorno: el ama de llaves Ivonne -Alejandra Flechner, quien saca brillo a su rol secundario; Verónica -Carla Peterson-, otra de las mujeres de más confianza de Felipe, y la hija adolescente.

Inseparables equilibra acertadamente el tono dramático y los toques de humor que impone Tito, quien arrastra sus propios conflictos familiares -un hermano que anda por el mal camino y una madre que trabaja incansablemente- y se convierte en el único capaz de arrancar una sonrisa al millonario. Dos universos que chocan y se complementan a pesar de las diferencias permite el nacimiento de una relación de amistad tan inesperada como potente.

El film comienza, vertiginosamente, con el final de la historia y Carnevale se apoya en un sólido elenco para dar rienda suelta a un relato que intenta evitar los golpes bajos. Entre conciertos de música clásica, exposiciones de arte, ambientes fastuosos y una relación platónica que se mantiene a distancia a través de correspondencia, la película galopa con buenos recursos y enciende ciertas zonas que parecían dormidas para los personajes.

Rodrigo de la Serna es un actor carismático que aporta la emoción necesaria al Tito que también busca su camino, mientras Oscar Martínez presta su cuerpo inmóvil y su mente ágil al empresario que redescubre el sentido de la vida.