Inquebrantable

Crítica de Agustina Tajtelbaum - Toma 5

"Una historia de vida"

La actriz y activista humanitaria Angelina Jolie se pone en el asiento del director por tercera vez en su carrera para traernos una biopic. Llevando al cine el best seller biográfico de Laura Hillenbrand, esta película cuenta la historia de Louie Zamperini (Jack O’Connell), un atleta olímpico que debutó en los Juegos de Berlín ’36 para luego ser convocado obligatoriamente a combatir en la Segunda Guerra Mundial. Sociable y amistoso, enseguida se hace amigo de sus compañeros de pelotón, en especial de Phil (Domhnall Gleeson). Mantiene el puesto de bombardero aéreo hasta que su avión se estrella en el océano y tres sobrevivientes pasan 47 días en el mar, sólo para ser capturado por los japoneses y llevado a un campo de concentración.
Vamos de a poco, hay mucha tela para cortar en esta historia. “Inquebrantable” es una historia de supervivencia, de una lucha por no rendirse. Al principio intercala la vida adulta de Louie con su niñez, adolescencia y su paso por los Juegos Olímpicos. Destaca la figura de su hermano, que lo ha animado a entrenar en atletismo. Sin embargo, mezclar esta historia del deporte con la guerra puede que no haya sido la mejor decisión. Crea unos anticlimax bastante fuertes, y probablemente hubiera sido mejor respetar la linealidad cronológica para marcar un “antes y después”. No tenemos demasiado contexto sobre dónde está el pelotón de Louie, pero funciona bien para transmitir lo poco que realmente saben los soldados sobre la guerra en general. De cualquier modo, el avión de nuestros héroes se estrella en el Pacífico.
Sólo Louie, Phil, y Mac (Finn Wittrock) sobreviven al choque. Este es el momento de brillar de Domhnall Gleeson. El entrañable Bill Weasley ha crecido, ya desde “Frank” viene demostrando que es un gran actor, y aquí se roba la pantalla. Su transformación física por el hambre es impresionante, superando por lejos la de O’Connell. Incluso comentó en el Huffington Post que bajó tanto de peso y el cuerpo cambió tanto que sus lentes de contacto no le entraban. Si no fuera por su excelente actuación, el tiempo en el mar sería excesivamente parecido a “Una aventura extraordinaria”, de Ang Lee. Después de mucho, son rescatados, pero es el enemigo quien los encuentra. Ahora nos enteramos que están en Japón, así que ambos amigos son separados y enviados a campos de concentración diferentes. A partir de ahora sólo sabemos de Louie.
En este punto la calidad de la película baja, ya que se torna repetitiva hasta lo insoportable. El némesis de Louie es el Teniente Watanabe (Takamasa Ishihara), apodado “El Pájaro”, un superior sádico que la tiene con él. Sin motivo aparente, porque el personaje no está desarrollado más allá de este punto, Watanabe parece divertirse torturando física y psicológicamente a Louie. Es el personaje más chato que he visto en mucho tiempo. La única emoción que conoce es la ira y todo lo que sabe hacer es ser sádico y repetir las escenas de tortura una y otra vez. Sabemos de reojo que Watanabe tiene un hijo, eso quiere decir que debe tener algún tipo de humanidad. Es una lástima que el personaje no se desarrolle y se quede en sólo una máquina de golpear. El Louie de O’Connell debería conmovernos, pero no lo hace. No llega al nivel de interpretación que sí ha logrado Gleeson.
Después de más de una hora entera en el campo de concentración bajo las torturas de Watanabe y francamente algunos bostezos, los aliados ganan la guerra. Todo el resto de la impresionante vida de Louie Zamperini se cuenta en placas que en su conjunto no llegan a los cinco minutos. Habiendo tantos nuevos e impresionantes datos para contar, ¿por qué se los ha despreciado así, en beneficio de una segunda mitad en exceso repetitiva? El resultado final hubiera sido mejor si se hubiera equilibrado el tiempo de exposición de los hechos. La historia es impresionante pero lamentablemente falla en la forma de ser contada. Hay mucho que no ha sabido aprovecharse tanto desde la interpretación como el guión, e incluso llega a aburrir. Una lástima que no se haya podido explotar el enorme potencial que tiene esta historia de vida.

Agustina Tajtelbaum