Iniciales S.G.

Crítica de Noelia Maldonado - La Voz del Interior

Sergio Garcés es el nombre del protagonista que da título a este filme de Rania Attieh y Daniel García: Iniciales S.G.. Pero, aunque suene curioso, S.G. no es protagonista de su propia vida.

Como dice la voz en off que presenta la historia, Garcés (encarnado por Diego Peretti) vivió siempre “en segundo plano”. Y este dato no es menor teniendo en cuenta que él es actor o mejor dicho extra de películas de poca monta.

Lo único que tiene para alardear es un pasado como cantante de covers de Serge Gainsbourg (de ahí también el título de la película), algo que supo darle, junto a su participación en el cine porno, cierto status hoy perdido, aunque a Garcés eso ya ni le perturba.

Hasta ahí todo muy bien (o casi bien) pero la personalidad conflictuada de S.G lo termina involucrando en un crimen. A partir de ese momento los ataques de ira, la monotonía de su trabajo y su incapacidad para vincularse con el sexo opuesto cobran otro sentido.

En el medio ocurre el Mundial de Fútbol de Brasil 2014 y por esas cuestiones de la vida el actor siente que su historia está ligada con la selección de fútbol argentina. Si a Argentina le va bien a él le irá bien, pero si a Argentina le va mal, él sufrirá las consecuencias. Ya sabemos cómo fue la final de aquella competencia.

Esta comedia negra tiene como virtud desnudar la humanidad de un ser que parece común y corriente al que nunca le pasaron cosas comunes y corrientes. Habla de alguien que no puede contener la ira acumulada que guardó durante años de ninguneo e invisibilización.

El clima sonoro y la fotografía le aportan un dramatismo singular que a su vez dejan colar el humor más sutil y efectivo.

La voz en off a cargo de Daniel Fanego le suma más suspenso al enigma porque como narrador omnisciente sabe desde el minuto uno qué pasó con S.G pero no lo descubre sino hasta los últimos segundos. En el medio nadie puede sospechar los detalles del desenlace.

En suma, esta película que roza todo el tiempo el absurdo no es para nada absurda, sino todo lo contrario. Hay un profundo sentido de humanidad detrás de la elaboración de cada personaje.

Y ¡guarda! si alguien quiere burlarse de Sergio Garcés porque puede sufrir las consecuencias. Y puede también que sepa lo que eso implica hasta el desenlace final.