Incendies

Crítica de Martín Badell - EscribiendoCine

La verdad de los difuntos

“La muerte nunca es el final de una historia”, es lo que le dice uno de los personajes de esta intrincada ficción a uno de los protagonistas. Así podría resumirse el disparador de esta interesante producción canadiense, que fue nominada al Oscar a mejor film extranjero.

Escrito y dirigido por Denis Villeneuve, Incendies (2009) se plantea como un relato de suspenso para luego abrir su juego a un drama familiar enmarcado en un contexto de profunda violencia y odio religioso. Es esa combinación, ese desafío que asume su director, lo que transforma una compleja trama de suspenso en un relato que funciona como discurso en favor de la igualdad y la tolerancia.

El drama de los protagonistas se remonta a la históricamente problemática región palestina. No al actual y siempre sonado conflicto palestino israelí, sino a las sangrientas disputas anteriores entre la población de origen islámico y los cristianos ortodoxos. Los mellizos Jeanne y Simon Marwan viven en Canadá y acaban de perder a su madre, Nawal, una inmigrante libanesa con un oscuro y enigmático pasado. Pero la difunta les tiene una última sorpresa: ha dejado una carta a cada uno, que deben entregarle al padre que creían muerto, y a un hermano del que nunca tuvieron conocimiento. Jeanne comienza un espeluznante camino de regreso al violento pasado de su madre y su familia, en un Líbano que aun hoy sigue resquebrajado por una larga y cruenta tradición de luchas religiosas. Luego junto a su hermano, llegará a reconstruir y conocer una increíble historia familiar.

Una vez que el director plantea la travesía que debe emprender Jeanne y más tarde Simon, la trama arranca con dos tipos de saltos, los temporales y los espaciales. Por un lado, la joven debe dejar Canadá y trasladarse al país de su madre para comenzar a rastrear personajes, lugares y situaciones que los lugareños no quieren recordar. A su vez, el film alterna el presente con el pasado a partir de largos flashbacks que ilustran la intrépida vida de una mujer valiente y sufrida. Es cierto que Villeneuve narra una historia compleja y llena de testimonios y personajes que fácilmente podrían enmarañar al espectador, pero sabe dosificarles la información a los protagonistas –y al espectador- para mantener un increcendo justo en la tensión y el suspenso.

Si bien el relato se adentra en un complejo drama familiar, nunca abandona el suspenso y su final es difícil de anticipar. Allí el acierto narrativo de Villeneuve surte efecto. Su espectador devoró ansioso una dura e intrigante madeja de relaciones familiares en un contexto que no hace otra cosa que mostrar la estupidez y monstruosidad del ser humano.