Impuros

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Al paredón.

Hilvanar un buen hilo conductor para este documental dirigido por la argentina Florencia Mujica y el mexicano Daniel Najenson es tomar contacto con una época histórica de nuestro país pero también con la idiosincrasia de una sociedad que abrió sus puertas a diferentes comunidades, y que con el correr de las décadas ese crisol de razas la fue transformando no siempre para bien.

Los Impuros a los que alude el título de esta obra de 2016, que gira en torno al negocio de la prostitución a principios de siglo y más profundamente sobre el rol de la mujer inmigrante que llegaba engañada desde Europa para quedar en manos de rufianes de su propia colectividad u oscuros señores con poder e influencias, quienes de manera organizada y amparados por la ley manejaban una red de prostitución con descuentos para policías en las que jóvenes judías, rusas o polacas debían someterse al maltrato, abuso y atención de hasta cuarenta clientes por día, tienen nombre y apellido. Esos impuros son aquellos que los judíos “decentes” castigaban con una enorme vara moral, aunque también escondían en cierto manto de piedad para no levantar polvareda dentro de la propia comunidad en pos de la corrección política, claro eufemismo de la hipocresía y el cinismo se trate de la época que se trate.

Eso es precisamente lo que queda reflejado a partir de la exhaustiva tarea de investigación que no solamente aporta información y datos concretos sino el complemento con material de archivo entre recortes de periódicos, informes sanitarios y algunas reveladoras piezas para terminar un rompecabezas, donde el pacto de silencio y la confianza en el olvido fueron claves para la impunidad.

En ese sentido, los testimonios a cámara de historiadores como Rafael Ielpi autor de “Prostitucion y rufianismo”, o los de Sonia Sánchez, Ivette Trochon, Myrtha Schalom, sumado un trabajo de campo y el recorrido por diferentes puntos geográficos de enorme importancia como el cementerio judío o el prostíbulo de Rosario cierran un círculo casi perfecto.

Y el “casi” se debe en parte al tono de denuncia que se cuela entre la investigación propiamente dicha, que por momentos aleja las chances de reflexión, para tomar partido inmediato por las voces dominantes, sin que eso signifique -lejos de los objetivos de esta nota- no estar de acuerdo con las ideas abolicionistas de todo tipo de prostitución o cosificación de la mujer.

No obstante, Impuros y Malka, una chica de la Zwi Migdal son dos películas que no deben dejar de verse para aquellos que se preguntan por la trata en estos tiempos y reconocer las mismas prácticas nefastas, la misma impunidad como si la historia argentina de principios de siglo hubiera ocurrido apenas ayer.