Ilse Fuskova

Crítica de Mex Faliero - Funcinema

UN CUERPO Y SU LEGADO

El documental de Liliana Furió y Lucas Santa Ana avanza seguro acerca de cuál es su objetivo y la forma de registrarlo. Y lo hace a sabiendas de que tiene en primer plano a un personaje que sintetiza esa búsqueda. Ilse Fuskova la película, es un recorrido por la historia de Ilse Fuskova, la protagonista; militante lésbica que allá por los 80’s resultó clave en el incipiente entramado de la comunidad homosexual que asomaba en la post dictadura. Fuskova, hija de una mujer checa y un padre alemán, nació en 1929 y vivió una vida tradicional en un sentido sexual, con un matrimonio heterosexual que duró tres décadas. Pero en determinado momento, entre sus propias inquietudes y el estímulo de la mucha bibliografía que le llegaba de Europa, comenzó un recorrido personal que es a la vez uno colectivo, el del reconocimiento de los derechos de las mujeres -primero- y -posteriormente- los de la comunidad gay. Y como si fue poco, es también un muestrario de los cambios culturales ocurridos en Argentina en las últimas tres décadas.

Fuskova, a los 92 años, es una suerte de mito viviente pero también de leyenda que ha dejado un legado indispensable. No solo por las causas que militó, sino además por las formas en que lo hizo. Cuando aquellos movimientos pensaban su acción un poco desde las sombras, decidió tomar protagonismo y llevar sus temas a la televisión y en horario central: la película recuerda un momento clave, cuando Ilse fue al programa de Mirtha Legrand. También aparece enfrascada en intensos debates, expresándose siempre a través de un cuerpo de ideas formado pero a la vez inteligente en sus métodos. Por eso cuando el documental sigue su presencia en las movilizaciones del “Ni una menos”, el sentido que emerge es el de continuidad, el de legado que ha seguido en otros cuerpos y en otras voces. Lo que está claro es que no se puede pensar ese hoy sin aquel ayer. Y ahí Fuskova se vuelve clave, fundamental, pero básicamente fundante.

Furió y Santa Ana resumen, en algo más de 80 minutos, no solo una vida, sino además la causa a la que esa vida se entregó y el recorrido histórico de una comunidad que proveyó cambios culturales que hoy siguen en ebullición. En ese sentido el documental podría ser tildado de demasiado ambicioso, pero bien es cierto que goza de un encomiable trabajo de montaje y síntesis, entregando la información indispensable y dejándonos conocer al personaje tanto en su costado íntimo como en el público. Claro está que el hecho de que la historia de los movimientos LGTBIQ+ se haya desandado casi en paralelo a la construcción de la identidad de la propia protagonista, sirve para que podamos relacionar los diversos niveles por donde transita la película sin que las cosas se vuelvan demasiado fragmentadas o derivativas. Ilse Fuskova es también un documental bastante tradicional en sus formas, una película pensada más en la mostración de un personaje que en el exhibicionismo de sus realizadores. Casi una característica que se condice con los deseos de su protagonista.