Il nome del figlio

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

La amistad en el tapete

La amistad y el paso del tiempo no siempre se llevan del todo bien. Hay quienes cambian por obsesiones privadas, otros por ambiciones desmedidas e incluso no faltan los que nunca tuvieron en claro cómo querían ser en la vida. Y también hay quienes, esencialmente, no cambian nunca. “Il nome del figlio”, la remake italiana del filme francés “Le prénom”, plantea esta disyuntiva en el marco del vínculo de Betta, su hermano Paolo, el esposo de Betta (Sandro) y Claudio, un amigo entrañable. Todos se conocen desde pequeños menos Simona, la mujer de Paolo, quien también sabe vicios, virtudes y algunos secretos del grupo. La situación caótica se dispara cuando Paolo, en medio de una cena cálida y distendida como toda reunión de amigos, confirma que Simona está embarazada y que ya han decidido qué nombre llevará el varón. Ambientada en la Roma actual, la buena nueva cambia de eje cuando dice que el nombre es Benito. Sus amigos piensan que es otra broma suya, pero cuando ratifica que ya es el elegido y no hay marcha atrás, explota todo. La primera referencia nefasta es el dictador Benito Mussolini, y a partir de allí se desata un debate ideológico que de a poco arruina el estofado hasta tornarlo en absolutamente indigesto. Lo que nadie imagina es que el nombre de ese bebé será un tema insignificante comparado con las revelaciones que surgirán en el calor de la charla y de las peleas, que por momentos tomarán ribetes violentos. Pero más allá del desenlace de esta historia, por la cual nadie saldrá de esa cena igual que como entró, lo más reconfortante es el tratamiento de los códigos de amistad. La metáfora que sobrevuela es que hay lazos que pueden dañarse o deshilacharse, pero si el vínculo es fuerte, no se rompe nunca.