Huye

Crítica de Benjamín Harguindey - EscribiendoCine

Great Again

No es ninguna gran revelación comparar a ¡Huye! (Get Out, 2017) con The Stepford Wives (1975). Aún si los avances no arruinaran la trama, la propia película no pierde ningún tiempo en invitar la comparación. Ambas cuentan historias de terror en clave de sátira social en las que el lugar más siniestro y opresivo del mundo es el suburbio del hombre blanco, sólo que aquí el motor es racismo en lugar de sexismo.

Ésta es la ópera prima de Jordan Peele, mejor conocido como la mitad del dúo cómico Key & Peele. Se descubre como un capacitado director de miedo, concentrado más en la construcción de atmósfera y no tanto en sustos baratos, aunque no puede dejar desperdiciar cuanta oportunidad cómica se presenta, por lo que ¡Huye! queda al borde de ser una parodia de sí misma. Hay un extraño balance de risa y miedo en esta película.

El protagonista es Chris (Daniel Kaluuya), un hombre negro en una relación con Rose (Allison Williams), una mujer blanca. Chris viaja un fin de semana a conocer a los padres de Rose. ¿Saben que es negro? Rose no cree que importe. “Mi papá hubiera votado por Obama una tercera vez si hubiera podido,” le reprocha. Cuando llegan el padre (Bradley Whitford) rechaza una primera impresión racista (emplea afroamericanos para las labores domésticas) con la misma frase, y la madre (Catherine Keener) ofrece hipnotizar a Chris. Algo anda mal.

Algo anda mal y no cabe la menor duda de que no se trata de simple paranoia, porque la película empieza con la escena que empieza. Nos dejamos seducir por las operaciones de tensión e incomodidad que la trama va generando - en particular, la perturbadora obsecuencia con la que la comunidad burguesa de gente blanca recibe y adula a Chris por el mero color de su piel. Pero una vez que la pantomima termina - y es una lástima que termine - la historia pierde fuerza y la película pasa a mostrar en vez de sugerir y a explicar en vez de mostrar.

El final definitivamente no está a la altura de lo que ¡Huye! promete durante su primera mitad. Una de las grandes revelaciones de la película, acerca de cierto personaje, se hace dos veces. Asimismo se nos enseña dos veces el oscuro secreto de la familia de Rose: la primera vez es de manera ingeniosa, durante un silencioso partido de bingo que posee resabios de otra cosa; la segunda consta de mostrarle un par de videos explicativos a Chris. Como si Jordan Peele (escritor y director) no estuviera convencido de sus propias dotes y por cada sugerencia que hace tuviera que repetir y aclarar para los que se sientan al fondo. El desenlace en sí concluye con tal levedad que amenaza con deshacer el impacto del mensaje de la historia.

Teniendo en cuenta estas y otras decisiones que debilitan el guión, y más allá de que todos reconocemos la trillada “fábula Stepford”, es insoslayable el hecho de que ¡Huye! logra algo que pocos films de su calaña apenas intentan hacer: alimentar una historia de miedo con patologías humanas en vez de cucos y poltergeists, utilizar el género para postular una crítica social y en medio de todo encontrar la gracia y el horror de la cuestión. Si ¡Huye! no es tan buena como podría haber sido, ojalá inspire películas parecidas y en lo posible mejores.