Hoy se arregla el mundo

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

Emotiva comedia sobre la paternidad

Ariel Winograd -"El Rey" de la comedia argentina contemporánea- propone una dulce buddy movie sobre los conflictos que existen en la paternidad.

Las películas de Ariel Winograd, cineasta que sigue perfeccionándose en el arte de hacer reír, son un éxito absoluto en la taquilla. El caso más reciente fue El robo del siglo, la película argentina que más localidades vendió durante el 2020. Hoy se arregla el mundo probablemente siga el mismo camino debido a lo efectiva que es. Leonardo Sbaraglia y Benjamín Otero lideran una historia de padres e hijos con ritmo de comedia a la altura de las expectativas.

El Griego (Leonardo Sbaraglia) es un productor televisivo petulante, soberbio y sin espacio para su familia, que atraviesa una mala racha laboral ante el desgaste que sufre su programa, un show armado donde actores contratados fingen conflictos varios para el entretenimiento de la audiencia. Su vida transcurre entre amantes y sets de televisión. El nexo que lo unirá a Benito (Benjamín Otero), su hijo, es su madre (Natalia Oreiro), quien le siembra dudas sobre su paternidad minutos antes de morir.

'¿Soy el padre?, ¿quién es el padre de mi hijo?, ¿acaso quiero ser padre?', son algunas de las preguntas que llevan al personaje de Sbaraglia y al de Otero a formar una alianza para emprender una "caza de posibles progenitores". Ariel Winograd todavía tiene muchas cosas para decir sobre la paternidad (tema que ya exploró en Sin hijos y Mamá se fue de viaje, ambas protagonizadas por Diego Peretti) y en este caso disfraza la comedia en una drama sobre crisis y descubrimientos tardíos.

Momentos divertidos no faltan y la química en escena entre Sbaraglia y Otero es espectacular. Asimismo, Hoy se arregla el mundo le permite al reconocido actor explorar una faceta cómica, algo bastante inusual dentro del registro artístico que frecuenta. El buen tratamiento y crecimiento de su personaje, sumado a una actuación entrañable, logran que el espectador se quede con más ganas de ver a Leonardo Sbaraglia en roles de comedia.