Hotel Transylvania 2

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Divierte y supera el récord

Al actor Adam Sandler no le va muy bien en las comedias que protagoniza en vivo y directo. La animada Hotel Transilvania (2012) y su secuela de 2015, que estrenó en estos días en simultáneo en el mundo-las salas bahienses incluidas- parecen ser la excepción a su trágica regla (ver aparte).

En la película que produce Sony Pictures Animation, Sandler le presta su voz a Drac, un vampiro que debió aceptar el casamiento de su única hija con un humano, y ahora tendrá que adaptarse a la chance de que su primer nieto no herede sus colmillos afilados, una probabilidad que comprobará cuando el niño cumpla sus cinco años de edad.

Mientras tanto, el Príncipe de la Oscuridad intentará hacer lo posible para que su nieto mantenga el linaje, en especial, porque detrás de tanta estructura dura de roer está la mirada del bisabuelo Vlad, bastante más rehacio a reconocer que, en los tiempos que corren, los monstruos y seres sobrenaturales ya no asustan a nadie.

Con color, ritmo y situaciones reideras, la película que compite en cartel con la española Truman -estreno que le valió al argentino Ricardo Darín el premio a Mejor actor en San Sebastián-, se ofrece como una buena alternativa para compartir en familia, eso sí, con los menores de 10 años, porque para la franja más cercana a la adolescencia, la trama y su desarrollo se torna algo carente de sorpresa.

Mención aparte merece el carisma de Drac, un personaje que -nobleza obliga a reconocerlo- Sandler supo componer, más allá de prestarle su voz en la versión en idioma original que aquí no tenemos posibilidad de escuchar.