Hotel Mumbai: El atentado

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

La capacidad del cine para hacer de un hecho real terrible un espectáculo subyugante queda confirmada, una vez más, con Hotel Mumbai: El atentado. La ópera prima del australiano Anthony Maras, cuyo debut en la dirección es bastante promisorio, aborda los atentados terroristas ocurridos en Bombay el 26 de noviembre de 2008, cuando un grupo de fanáticos religiosos, integrado por diez jóvenes, irrumpió en la capital financiera de la India dispuesto a matar gente a sangre fría.

Los ataques sincronizados de aquel día infernal se realizaron en 12 puntos estratégicos de la ciudad y dejaron un saldo de 173 muertos y más de 300 heridos. El grupo islamita, guiado por teléfono por un líder que daba las órdenes en nombre de Alá, disparó a quemarropa en estaciones de trenes, restaurantes y hoteles cinco estrellas.

El lugar en el que hace foco la película es el lujoso Taj Mahal Palace & Tower, al que logran ingresar dos de los terroristas para disparar a huéspedes y empleados, mientras caminan por los pasillos del edificio como si estuvieran sumergidos en una especie de videojuego sanguinario.

El filme cuenta con un elenco que asegura buenas actuaciones. Dev Patel, Armie Hammer y Jason Isaacs (en un papel despreciable y genial al mismo tiempo) son algunos de los actores que les aportan credibilidad a sus personajes, lo que hace que la situación límite en la que están sea más efectiva.

Por supuesto, la película no se pone del lado de los terroristas, pero tampoco los juzga ni los condena. Incluso a algunos los muestra con dudas, con miedo, como si no estuvieran del todo convencidos de que lo que están haciendo les asegure la salvación divina.

Anthony Maras maneja el suspenso con pulso firme y logra llevar la tensión a un punto desesperante. El realismo seco de la puesta en escena más la potente banda sonora de Volker Bertelmann generan una atmósfera inmersiva. Pero es en el ritmo vibrante, en las escenas de acción impiadosas y en la violencia imperturbable de los personajes islamitas donde reside todo el potencial cinematográfico de la película.

Hotel Mumbai: El atentado es un espectáculo contundente, en el que no hay héroes a la manera hollywoodense sino más bien una afinada sinfonía de personajes secundarios, y en el que queda más que claro que un hijo siempre es más importante que cualquier revolución en nombre de Dios.