Hotel de criminales

Crítica de Marcos Guillén - Cuatro Bastardos

[REVIEW] Hotel de criminales: Hay cosas que no tienen cura.
No es The Continental de la saga John Wick, es el hospital para criminales de la diligente enfermera Jean Thomas. Si hacemos referencia desde el comienzo sobre esta similitud, es para encarar de lleno su propia originalidad, que tampoco es tanta.
Al respecto de Drew Pearce no contamos con mucha más información como director más que el exculpatorio corto Marvel One-Shot: All Hail the King (2013). Realización que llegaba con la meta de adornar la mitología creada para Iron Man 3 (del que también fue guionista), teniendo como protagonista a Trevor Slattery (personificado por Ben Kingsley), El Mandarín. La elaboración de esta historia, que a nosotros siempre nos resultó un respetable intento de enriquecer el creciente universo cinematográfico Marvel, nos lleva a visionar esta, su opera prima en largometraje con bastante interés como decepción posterior.
Pero, luego de tan largo e innecesario prólogo, vayamos a la cuestión. El film narra la historia de un sitio que funciona como hospital de criminales, más allá del Hotel en su título, no es un sitio de descanso, es de cura y rehabilitación para quienes los hospitales normales serían una trampa policial. Crea mucha sospecha el curar una herida de bala en un hospital público, claramente, ni hablar de varias, además de cortes por armas blancas y otros etc. Entonces está este lugar, que regentea Jean Thomas, La Enfermera (The Nurse), una Jodie Foster en todo su esplendor actoral y Everest, Dave Bautista, quien la asiste de diversas maneras; enfermero, camillero, guardaespaldas y compañero en los largos turnos de curación.
El sitio de por si es una personaje más en la trama, para nada original, que crea de manera eficiente un escenario a esta historia distópica a la que le sobra testosterona y se queda corta en la construcción de una realidad coherente. Hasta allí, el Hotel en cuestión, llegan dos hermanos (Sterling K. Brown y Brian Tyree Henry) que conoceremos solo como Waikiki y Honolulu, herido uno de ellos, en busca de la cura que promocionan. Con ellos cargan más que sangre y un robo que no fue del todo bien, transportan un bolígrafo, robado también, que les puede traer mucho más que problemas. Al llegar al sitio conoceremos a otros que allí convalecen, encontramos una asesina profesional y un traficante de armas, que tienen, claro, sus propias agendas a atender.
La historia se desarrolla sin tropiezos, con personajes resueltos en pocos e interesantes trazos, que suman al enrarecido ambiente tanto exterior como interior, logrando una aventura de acción, que más allá de ciertos momentos atrapa al espectador en una trepidante carrera de sobrevivencia. De eso estamos seguros, de hecho los primeros actos se plantean de manera eficiente, en la que siempre destaca la labor de la veterana actriz Jodie Foster, pero sin desmerecer al resto. Es en el guion ya entrada la tercera y desencadenada batalla de todos contra todos en que parece haber olvidado la premisa original y carga al film con cantidades ingentes de quiebres dramáticos que no suman en calidad. El terror de los ladrones por el robo de la pluma del magnate del crimen de la ciudad y su esperada venganza, se ve obstaculizado por otros giros que destruyen la mística hasta allí lograda. La llegada del rey Lobo, como constantemente lo nombran, un siempre preciso Jeff Goldblum y su hijo Crosby Franklin, desaprovechadísimo Zachary Quinto, son por otras circunstancias, de hecho ignoran completamente el robo del bolígrafo. Haciendo diluir las expectativas acumuladas en derroteros narrativos que desinflan la acción dramática en pos de una inflada acción física.
En definitiva un film que cumple con muchas de sus ambiciosas ideas, de una aventura de acción claustrofóbica sostenida por un elenco más que elocuente a la hora de interpretar los personajes que la protagonizan; pero que pierde cuando abandona el conflicto prometido por varios menores que le hacen perder el empuje inicial. De todas maneras Drew Pearce parece conocer los pormenores del género, aunque y es evidente, no encuntra el ritmo para amalgamarlos en un thriller de acción, al igual que la contracción de personajes secundarios capaces de sostenerla y darle un marco de credibilidad. ¿Una oportunidad perdida? No del todo, si a la acción nos referimos, pero que claramente pudo ser más.