Hotel de criminales

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Hotel de criminales es la obra de unos productores astutos que decidieron robar algunos conceptos originales de John Wick para desarrollarlos en un contexto futurista.
Más allá de las secuencias de acción, un enorme atractivo que tiene la saga protagonizada por Keanu Reeves pasa por el retrato que presenta de la subcultura de los delincuentes.
El recordado hotel para asesinos a sueldo de aquella historia en el film con Jodie Foster lo cambiaron por un hospital pero la idea sigue siendo la misma.
La diferencia es que en la película del director Drew Pearce (guionista de Misión imposible 5) la trama incorpora elementos clásicos de los relatos ambientados en futuros distópicos.
Más allá de la idea conceptual que copiaron de John Wick, Hotel de criminales tenía el potencial de ser una producción entretenida si la película que se exhibe en los cines hubiera sido la misma que vende el trailer.
El film de Pearce en realidad no se centra tanto en la acción, como nos hace creer el avance, y hasta que el director establece el conflicto principal se va la mitad de su relato en presentaciones de personajes y subtramas que son aburridas de seguir.
La película cuenta con un exceso de líneas argumentales intrascendentes y personajes que apenas llegan a tener un mínimo desarrollo.
En algunos casos esto genera que los trabajos de actores como Jeff Goldblum y Zachary Quinto queden relegados a una breve participación, ya que la dirección de Pearce salta permanentemente de una subtrama a otra.
Lo mejor de Hotel de criminales pasa por la fotografía de Chung Chung-hoon, el clásico colaborador del cineasta coreano Chan-Wook Park, quien le aporta al film una estética de Neo-noir interesante y la gran dupla que conforman Jodie Foster con Dave Bautista, la gran figura que se roba varias escenas de esta producción.
La relación que se desarrolla entre la particular enfermera de este hospital de delincuentes y su jefe de seguridad brindan los mejores momentos de este film, que en el último acto se vuelve más predecible cuando se mete de lleno en el terreno de la acción.
Si bien sería una exageración calificar de mala a esta película, el concepto que pretende desarrollar ya lo vimos trabajado hace poco en propuestas superiores y eso complica su recomendación.