Horas desesperadas

Crítica de Roque Anzalas - El Espectador Avezado

Sin dudas el hecho de haber escrito títulos de terror adolescente como la quinta entrega (y para mi gusto una de las mejores) de Destino final, o las remakes de los clásicos de Wes Craven (Pesadilla en la calle Elm) y de John Carpenter (La cosa) le ha permitido a Eric Heisserer lograr un buen manejo de climas donde la tensión y el suspenso son dos factores predominantes que sabe como implementarlos en la medida justa en su debut como director.
Horas desesperadas (Hours) es un drama poco pretencioso, simple, pero efectivo, que nada tiene que ver con el clásico de suspenso del mismo título que en 1955 protagonizara Humprey Bogart, ni con su remake de 1990.
Si bien parece una película de bajo presupuesto y hecha directamente para el mercado hogareño, está claro que el motivo de su estreno en cines y el mayor poder de convocatoria que vaya a tener la película, seguramente se deba (por más mórbido que parezca) a que cuenta con la última actuación en forma completa del recientemente fallecido Paul Walker, quien al momento de su partida se encontraba en la mitad de la filmación de la séptima entrega de Rápido y furioso.
Nolan Hayes (Walker) llega al hospital con su esposa Abigail (Génesis Rodriguez, hija de "El Puma") en pleno trabajo de parto cinco semanas antes de lo previsto. Afuera, la tranquilidad de New Orleans se ve amenazada por la llegada con toda su furia de Katrina, el huracán que en Agosto del 2005 destrozó gran parte de la costa este de los Estados Unidos, causando más de 1800 pérdidas humanas. La preocupación de Nolan es tal, que ni siquiera parece darse cuenta de la magnitud de la tormenta, incluso cuando lo que es el inicio de la destrucción de la planta baja obliga al personal a trasladar a todos los ocupantes un piso más arriba. Tras la espera, la buena noticia de que su hija ha nacido sana llega acompañada de otra, pero trágica: una afección interna y la pérdida excesiva de sangre impidieron a los médicos salvar la vida de su esposa. Tras el shock inicial y sin tiempo para duelo es conducido a la habitación donde se encuentra la recién nacida dentro de una incubadora, ya que al haber nacido prematuramente requiere al menos de 48 hs de respiración asistida Hasta que comience a respirar por si sola.
La complicación llega cuando la tormenta obliga a evacuar completamente el hospital, dejando sólo a Nolan al cuidado de su beba, ya que es imposible realizar el traslado de la máquina que la mantiene con vida.
"No te conozco" son las primeras palabras que le dice el padre a su hija cuando se quedan a solas en la habitación, pero de a poco, la negación hacia esa desconocida que le arrebató a la persona que más amaba, dará paso a la aceptación y mediante charlas y fotografías iremos conociendo en forma de breves flashbacks parte de la historia de la pareja.
Las horas desesperadas del título llegarán para Nolan cuando se produzca el corte de luz en todo el hospital y deba mantener respirando como sea a su hija, ya que solo cuenta con una gastada batería que apenas proporciona lapsos de tres minutos de energía mediante una manivela que tiene que girar una y otra vez a medida que el sueño, el hambre y el cansancio le presentan una dura batalla. Y por si fuera poco, un par de visitas sorpesas llegarán para complicar más la situación.
En lo que respecta a la actuación de Paul Walker, si bien está lejos de ser un gran actor, se nota su esfuerzo y sale bastante bien parado del desafío que representa ser prácticamente el único personaje de la película, ya que los pocos secundarios que aparecen (su esposa, médicos, enfermeras, el cocinero del hospital, etc), aparecen por muy breves lapsos y están completamente al servicio del personaje central.
No hace falta ser muy inteligente para anticipar el final de esta historia apenas a diez minutos de comenzada y si bien hay un par de escenas que rozan la línea de lo inverosímil, el punto fuerte está, como citaba al comienzo, en el manejo de los climas, ya que si bien es un drama, la tensión y el suspenso están bien dosificados y hacen que los noventa minutos que dura la película pasen bastante rápido.
No hay dudas de que Paul Walker va a ser recordado siempre por la saga que lo lanzó a la fama, pero esta despedida pudo ser un buen ejemplo de que podía hacer algo más que manejar autos a gran velocidad.