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Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Desde el afiche uno intuye que “Home: no hay lugar como el hogar” va a parecerse o tomar elementos de muchas películas, empezando por “Lilo Stich” (2002). Aquella también era sobre la relación entre una niña y un extraterrestre cuyo lado interno de las orejas era del mismo color que éste nuevo alien. Una referencia directa como para no andar intentando descubrir la pólvora.

Oh (Jim Parsons –doblaje de Luis Gerardo Méndez-) es un extraterrestre algo torpe e inocente (mezcla de malvavisco con fantasmita del Pac-Man) que vive, al igual que todos sus pares, bajo el incuestionado mandato del Capitán Smek (Steve Martin –doblaje de Humberto Solórzano-). Un líder que llegó a tal posición por el sólo hecho de haber sido el mejor a la hora de salir corriendo frente a la amenaza de otra raza que viene persiguiéndolos. En una introducción brillantemente sintetizada, la voz en off de Oh nos va explicando que este es el mejor día de la vida por haber encontrado un planeta (el nuestro) en donde poder esconderse del enemigo.“Nosotros mejorando la vida de los humanos”, cuenta mientras vemos como todos los terrestres son “amablemente” extraídos de sus viviendas (esto es, sin violencia pero también sin resistencia) y puestos en guetos. Luego, las ciudades son ocupadas por estos simpáticos bichos que hacen todo esto siguiendo las indicaciones del Capitán; convencidos de estar mejorando nuestra calidad de vida e ignorando por antonomasia que su accionar es una ocupación, una invasión a la fuerza (de gravedad).

Tip (Rihanna -doblaje de Danna Paola-) es una nena que gracias a su gato (no pregunte, acéptelo) no es abducida y queda sola, añorando con hacer lo posible para encontrar a su madre. Oh, por su parte, se siente ninguneado por sus “complanetarios”. No encaja. No logra ser aceptado. Para colmo todo se desmadra al enviar un comunicado (un mail) anunciando su fiesta de inauguración de su nuevo departamento terrestr, con tanta mala suerte que el mensaje sale hacia toda la galaxia, incluyendo hacia el enemigo. Obviamente esto lo transforma en el extraterrestre más buscado del planeta, con lo cual tenemos ya dos fugitivos que terminarán encontrándose y teniendo que compartir transporte y aventuras.

Desde la imagen hay tantas referencias a la filmografía de Steven Spielberg que el desafío sería encontrar cuál de sus películas (como director o como productor) no aparece mencionada. Las más evidentes son “Encuentros cercanos del tercer tipo” (1977) y “Volver al futuro” (1985).

La realización de Tim Johnson, cuyo mejor trabajo fue “Hormiguita-z” (1998), aquella de la hormiga neurótica con la voz de Woody Allen, nunca pretende ser otra cosa que una invitación a comer pochoclo y reírse, lo cual no está mal, sólo que si se descuida o se omite el análisis del texto puede caer, por ejemplo, en un nivel de inconsciencia peligroso a la hora de leer el subtexto: ¿No hay consecuencias por privación de la libertad u ocupación ilegal? ¿El poder de mando se gana, se obtiene, o se merece? ¿El que no se adapta a una forma queda afuera? ¿La impunidad no se castiga?
Es decir, el afán de sólo entretener lleva al guión de Tom J. Astle y Matt Ember y Suzanne Buirgy Mireille, basados en el libro de Adam Rex, a una llamativa falta de análisis. Otros temas sí tienen lugar y son bastante directos. El anclaje emocional y de valores en la familia, poder accionar al reconocer errores y, sobre todo, las bondades de aprender a enfrentar los problemas en lugar de huir de ellos.

“Home: no hay lugar como el hogar” se apoya casi exclusivamente en los personajes de Oh y el Capitán Smek. Allí es donde se puede adivinar el trabajo más minucioso en cuanto a diseño, dinámica de movimientos, líneas de diálogo (algunas son realmente muy cómicas) y timing para la comedia.

El nuevo producto de Dreamworks tiene todo para entretener. Es como el chicle, como el pop de las canciones de Rihanna. Fácil, rápido y efímero. En mayor o menor medida los gags, el ritmo y las canciones están acordes con esta época vertiginosa, pero también hay pausas para buscar la emoción o bajar líneas básicas sobre las ventajas de vivir en Estados Unidos y ser norteamericano. No serán los chicos los que abran el debate, ellos simplemente la van a pasar muy bien en el cine.