Hombre irracional

Crítica de Sergio Del Zotto - Visión del cine

Woody esta de vuelta con Hombre Irracional.

Abe Lucas (Joaquin Phoenix) es un profesor de filosofía que llega a una universidad de Nueva Inglaterra cargado de cierta fama y mucho mito sobre su pasado. Allí entablará relación con dos mujeres: una es una colega contemporánea y casada, Rita Richards (Parker Posey) y otra, una alumna mucho más joven y no menos brillante, Jill Polard (Emma Stone). Una conversación escuchada por accidente en un bar, hace cambiar el rumbo de la vida de todos los personajes.

Woody Allen es un señor a punto de cumplir 80, que lleva el envidiable ritmo de estrenar una película al año. Es lógico que su filmografía presente altibajos con semejante compás. Pero siempre se las ingenia para volver al lugar de cineasta genial que alguna vez ostentó. Luego de su periodo “turístico” (Vicky, Cristina Barcelona, Medianoche en Paris, A Roma con amor) cautivó con Blue Jazmine, dio un paso atrás con Magia a la luz de la luna y vuelve a demostrar estar en buena forma con Hombre irracional.

Emparentada con Crímenes y pecados y Match point en su planteo sobre el aparente crimen perfecto, con diálogos inteligentes disparados a velocidad para ocultar que en el fondo todos los intelectuales y académicos, aunque citen a Kant, Heidegger, Kierkegaard y Sartre, buscan un motor que justifique la existencia humana. Y en ese sentido, cometer un crimen y no ser descubierto hace mutar toda la teoría filosófica en entretenido thriller.

Allen elige mostrar iluminados y brillantes escenarios para contrastar con una mirada oscura, negra, que el argumento conlleva en sus densidades pesadas, en contraposición a la paleta de colores del director de fotografía Darius Khondji .Contrastes que también tienen sus personajes, la alumna es encantadora, de sonrisa luminosa, inteligente (nadie mejor que la magnética Emma Stone para personificarla) el profesor es alcohólico, caído en desgracia, algo impotente, bloqueado creativamente a la hora de escribir su libro, pero creativo al momento de decidir como matar a un juez que comete una injusticia. Joaquin Phoenix aporta con imperceptibles cambios posturales y una mirada siempre inquietante, los rasgos que su personaje requiere.

En apariencia, Hombre irracional tiene pocos elementos, pero dos bruscas vueltas de tuerca bastan para marcar una diferencia entre cualquier cineasta del montón y aquel que a través de su obra deja al espectador el poder residual de reflexionar sobre el sentido de la vida, más allá de terminada la película. Y Allen es alguien que lo logra.
En conclusión

En apariencia, Hombre irracional tiene pocos elementos, pero dos bruscas vueltas de tuerca bastan para marcar una diferencia entre cualquier cineasta del montón y aquel que a través de su obra deja al espectador el poder residual de reflexionar sobre el sentido de la vida, más allá de terminada la película. Y Allen es alguien que lo logra.