Hitchcock: el maestro del suspenso

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Para mayor lucimiento de Helen Mirren que Anthony Hopkins

El nombre del film puede sugerir una biografía del maestro del suspenso inglés y llevar a error. En verdad, la acción se limita a unas pocas semanas de la vida de Alfred Hitchcock y quizás hubiese sido preferible que el título aluda más directamente a “Psicosis”, uno de las más célebres obras de su larga carrera. De hecho el guionista John J. McLaughlin reconoce basarse en el libro de Stephen Rebello: “Alfred Hitchcock and the Making of Psycho”.
Pese a la reserva anterior, quienes quieran conocer algo sobre la vida del director de “Vertigo”, probablemente su obra maestra, no saldrán del todo defraudados. Ocurre que Alma Reville, su esposa y también a menudo coguionista no siempre acreditada, fue una figura central en su vida y en “Hitchcock”, su personaje se revela tan importante como la de su marido.
Posiblemente el mayor mérito de esta parcialmente lograda película sea la elección de Helen Mirren para encarnar a Alma. Recordemos que ella ya había tenido importantes protagónicos en la década del ’70 (“El mesías salvaje” de Ken Russell, “O Lucky Man!” de Lindsay Anderson) y en los ’80 (“Excalibur” de John Boorman, “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” de Peter Greenaway) y que su carrera no se ha detenido hasta nuestros días (la reciente y no estrenada “La última estación”, junto a Christopher Plummer como Tolstoi).
La fascinación que “Hitch”, como le decían a menudo, tenía por las rubias es uno de los hechos más famosos de su vida y en esta aparecen en calidad de personajes y/o en fotos, varias de ellas. Se menciona a Grace Kelly, a Kim Novak mientras que Janet Leigh y Vera Miles, ambas actrices en “Psicosis”, son personificadas respectivamente por Scarlett Johansson y Jessica Biel. Quien mejor da el personaje es la primera de las nombradas ya desde su primera aparición cuando la vemos ingresar de espalda bamboleando su trasero. El parecido físico con la esposa de Tony Curtis es razonable aunque a Sacha Gervasi, el director, esto no parece haberle preocupado excesivamente. En efecto, Helen Mirren se parece muy poco a Alma, lo que no es grave porque pocos la han visto en fotos. Quizás se le pueda objetar un poco más la caracterización que hace Anthony Hopkins, ya que sólo de perfil luce cierta similitud física. Esta diferencia notoria es sin embargo compensada por el actor de “El silencio de los inocentes” al lograr una buena imitación de la voz y los gestos (rictus) de su personaje.
Lo más interesante del film, además de la ya señalada calidad de su principal intérprete femenina, son las escenas de “filmación” de “Psicosis” y en particular la escena de la ducha, donde se sugiere que gran parte del terror que ella genera se debió a la activa participación del maestro blandiendo incluso un cuchillo para extraer de la actriz la mejor interpretación. También conviene resaltar la buena caracterización que logra James D’arcy haciendo de Anthony Perkins. Y para los que idolatran el film, que fue el más taquillero del gran Alfred, digamos que aparecen brevemente actores personificando a John Gavin y Martin Balsam entre otros.
El espectador encontrará algunas referencias a otros films sobre todo al inmediatamente anterior “Intriga internacional”, extraño nombre con que se conoció “North by Northwest”. Hacia el final un cuervo posado sobre el director señalará al que sería el siguiente opus de su carrera y a una nueva rubia, Tippi Hedren (madre de Melanie Griffith), que se hizo famosa casi tanto por “Los pájaros” como por el acoso y celos de su director.
En suma, una aproximación algo light a uno de los personajes más famosos del cine, que logrará entretener a muchos pero no dejará conforme a los más conocedores de una mente que fue más tortuosa que la que aquí se presenta.