Hitchcock: el maestro del suspenso

Crítica de Sergio "Brujito" Olivera - CiNerd

(DE)CONSTRUYENDO A UNA FIGURA MÍTICA

Cuando un amante del cine escucha que se va a realizar una película sobre Hitchcock no puede hacer otra cosa que prestar atención, al menos sentir cierta curiosidad. Si a eso se le suma que la película va a estar situada en el contexto de la realización de su obra máxima (en cuanto a éxito de taquilla, claro está) PSICOSIS (Psycho, 1960) la curiosidad se transforma en atención (Si, le estoy robando líneas a Tarantino. No se exalte querido lector). Ahora, cuando a este prometedor anuncio se le agregó la noticia de que Anthony Hopkins iba a ser el encargado de dar vida al mítico director mucha gente saltó de alegría. Personalmente, a partir de ese momento empecé a desconfiar de lo que podía entregarnos el film. Más aún al enterarme que la dirección recaía en el ignoto Sacha Gervasi, quien en su historial solo traía un documental realizado un par de años antes (¿Qué haríamos sin vos IMDB?). A menos que el director fuera una verdadera revelación, el filme tenía severas chances de quedar en el inmenso lote de películas olvidables que Hollywood nos entrega año a año.
La base de toda esta desconfianza radicaba en el siguiente fundamento: la película se enfrentaba a la reconstrucción de un mundo plagado de personajes famosos o reconocidos. Actores y figuras del cine que quedaron en nuestra memoria, más no fuera por la imagen que retuvimos de ellos luego de ver sus respectivos filmes (¿Quien no recuerda la fría mirada de Marion Crane o la sonrisa ambigua de Norman Bates?). Esta situación a la que se enfrentaba la película tenía en la representación de Hitchcock su principal referencia, con todo lo problemática que esta construcción de personaje podía resultar. Problemática simplemente porque Hitchcock fue un personaje en si mismo, una cara expuesta (y auto-expuesta) constantemente, reconocida y utilizada hasta como un valor simbólico. Hace tiempo ya que la silueta de Hitchcock se volvió un ícono de la cultura pop. Ante este panorama, la apuesta de llamar a un actor fácilmente reconocible era arriesgada. Hopkins debía desplegar toda su genialidad para reconstruir a un personaje que, a priori, no se vería como todos lo recordamos y que, para salvaguardar esta situación, debería convencernos por su actitud corporal y por la construcción del personaje que se diera a partir del guión. En este punto, las figuras del director y el guionista resultaban fundamentales para una llegada a buen puerto de la película. Tristemente, estas dos áreas son las que mas problemas presentan a lo largo de la película.
La responsabilidad histórica del director es la de acompañar y marcar el proceso de construcción del personaje por parte del actor, a la vez que debe construir la historia de un modo que resulte creíble para el espectador. Si a este concepto oponemos la actuación de Hopkins, podemos ver que existe un problema muy fácil de detectar. Tanto la dicción en los diálogos del Hitchcock de la película, como su modo de moverse resultan poco creíbles. A esto podría contra-argumentarse que el Hitchcock real se movía y hablaba exactamente como lo hace Hopkins (lo cual es posible, personalmente no pude verlo en su programa de televisión para constatar esto). El problema por tanto es que el verosímil de la historia tambalea, en momentos determinados pareciera que Hopkins no actúa sino que simplemente imita a Hitchcock. En relación a este tema, creo que mucho incide la elección de los actores que encarnan a los personajes. El gran elenco que presenta la película terminó siendo, en cierto punto, contraproducente. Simplemente porque caras conocidas estaban representando a otras caras conocidas. Así como Anthony Hopkins no sale bien parado de su papel, Scarlett Johanson deja un sabor agridulce en su representación de Marion Crane. No es casualidad que la mejor interpretación recaiga en Helen Mirren quien interpreta a Alma Reville (la esposa de Hitchcock), una figura importantísima en la carrera del brillante director, pero que no tuvo la exposición mediática de éste.
La película presenta momentos sumamente interesantes, en su mayoría en lo relativo al proceso de gestación y creación de PSICOSIS. Las escenas en el set de filmación están realmente bien ambientadas y dotadas de una buena mixtura entre la tensión propia de los rodajes de las películas y una dosis de nostalgia por los tiempos en los que la industria cinematográfica era más un trabajo artesanal que informático. Lo negativo es que la historia prefiere centrarse en la caótica vida de Hitchcock y los problemas en la relación con Alma, en lugar de la realización de PSICOSIS que sólo nos es mostrada de un modo acotado y en un segundo plano de la narración. He aquí el segundo gran problema que presenta la película. HITCHCOCK podría haber sido una gran película sobre el cine dentro del cine. Terminó siendo una comedia romántica (cualquier parecido con EL ARTISTA (2011) es pura coincidencia).
Se puede notar claramente como todos los procesos de producción de una película se encuentran englobados dentro de la historia. Desde la gestación de la idea, el guionado, el rodaje, el montaje (la secuencia del remontaje y musicalización de la película es genial) y la distribución (por contrapartida, la secuencia del estreno es uno de sus momentos más flojos), cada proceso es expuesto al espectador. Lo que deja una nota de desilusión es lo acotado de la presentación de cada uno de estos momentos que, de haber sido desarrollados en más tiempo podrían haber conformado una película que, intuyo, habría resultado sumamente atractiva. Una suerte de diario ficcional de la realización de PSICOSIS es una idea más que atrapante para los amantes del séptimo arte. De hecho, es lo que muchos pensábamos acerca de esta película, era la idea que el marketing previo nos había formado (Si, INCEPTION realmente funciona).
La historia, como se dijo, se centra fuertemente en los problemas maritales que, si bien tienen una carga dramática pobre, resultan entretenidos (lo cual hace que la película sea llevadera). El acento está puesto en los conflictos personales y privados del Hitchcock-hombre. Pero, al mismo tiempo, intenta constantemente construir la figura del Hitchcock-director por lo que, aún cuando generan un ruido en la narración, se insertan frases célebres, citas, actitudes o diálogos que responden a la figura que trascendió hasta nuestros días. La falta de delicadeza en la utilización de estos recursos viene a romper una situación de credibilidad de la historia ya de por sí endeble. Resulta paradójico que en una película sobre Hitchcock y Psicosis los mayores problemas se encuentren en la dirección (tanto actoral, como de construcción del verosímil) y el guión, algo que el maestro del suspense nunca habría pasado por alto.