Historias de Cronopios y de Famas

Crítica de Teresa Gatto - Puesta en escena

El film de Julio Ludueña, con un enorme trabajo de animación sobre maravillosas intervenciones de maestros de la pintura, hace de los queridos Cronopios y los imposibles Famas un homenaje de gran valor artístico en el Centenario del Nacimiento de Julio Cortázar.

Se podría pensar que Julio Ludueña, autor del guión y director, deseó hacer un “Cortázar para todos” y lo ha logrado pero también consiguió expandir el sentido de Historias de Cronopios y de Famas de Julio Cortázar, publicado por vez primera en 1962, otorgándole al plus de los maravillosos artistas plásticos que con sus dibujos construyen los 10 capítulos que conforman la película, una estructura coral que expande visual y musicalmente los signos posibles de todos ellos.

Ludueña, quien conoció personalmente a Cortázar, construye una polifonía propia al mixturar dibujos de artistas (*) de diferentes estilos y procedencias a partir de un preciso trabajo de animación, invitando a releer a esos Famas y Cronopios que hace lejos y hace tiempo nos acompañaron cuando adolescentes o jóvenes lectores deseamos algo nuevo. Y Cortázar tiene la gran virtud de mantenerse tan joven como en los 60’.

Un gran trabajo del equipo de animación liderado por Juan Pablo Bouza que utilizando diversas técnicas y el valioso aporte del software libre, logra sintonizar la variedad estética de los dibujos con el universo de Julio expandiéndolo hacia nuevas posibilidades sensoriales. En el centenario de su nacimiento y con 6 años dedicados a su producción, la película constituye un nuevo modo de escandir y extender significados para aquellos que disfrutan de la lectura y para otros que tal vez, por ese prurito que dice que la alta literatura no es para todos, aún no se han acercado a conocerla.