Hijos nuestros

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

SOLO UN POCO DE PASION

El fútbol sigue siendo una materia pendiente en el cine argentino, básicamente porque no se terminan de encontrar las herramientas justas para introducir lo pasional -en el sentido más sano del término- dentro de los esquemas narrativos propios de las expresiones cinematográficas nacionales. Hijos nuestros es una nueva instancia de esa búsqueda.

El film de Juan Fernández Gebauer y Nicolás Suárez cuenta la historia de Hugo (Carlos Portaluppi), un típico taxista que esconde un pasado como jugador de fútbol que se quedó a las puertas de desarrollar una carrera importante, y que en el vínculo que entabla con una mujer y su hijo, joven promesa futbolera, encuentra una posibilidad de redención. Aunque claro, deberá lidiar con su propio carácter fanático y enfermizo, con la obsesión por su querido San Lorenzo de Almagro como eje. El tipo no puede con su alma, todo termina asociado a la pasión azulgrana, y eso condiciona fuertemente su capacidad para entablar lazos de afecto duraderos.

Lo que se ve es una historia que se toma un tiempo -saludable por cierto- para presentar los conflictos exteriores e interiores, y que hasta apuesta por secuencias absurdas para generar humor, saliendo bien parada en la mayoría de las ocasiones, aunque también toma unas cuantas problemáticas en su segunda mitad. Allí lo deportivo queda demasiado relegado y lo que se impone es un drama íntimo, muy personal, que analiza ciertas estructuras machistas -como la contemplación de la mujer o la paternidad frustrada-, aunque de forma un tanto apresurada y con unas cuantas arbitrariedades, y que entrega un abrupto final, que resulta cuando menos insatisfactorio. No queda del todo claro si a los realizadores les interesaba cabalmente el universo futbolero, o lo usan como mero contexto para el drama del protagonista, y esa es la principal debilidad de un relato apenas correcto.

Hijos nuestros es un film sólido en su concepción de un pequeño relato, con una actuación más que correcta de Portaluppi y que muestra que en lo pasión por el fútbol hay presente un universo que merece ser explorado. Pero apenas si rasga la superficie y queda lejos de ser esa película deportiva que merece y necesita el cine argentino.