Hija única

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

¿Qué llevamos en el ADN?

Ailín Salas interpreta en este filme a dos mujeres que son idénticas pero no tienen ninguna relación genética entre ellas, ni siquiera viven en la misma época. Una es Delfina, quien a los veinte años regresa a su pueblo luego de haber pasado más de una década en Nueva York; y la otra es Julia, una mujer de la que su padre Juan (Juan Barberini) estuvo enamorado, y con quien mantuvo una corta y apasionada relación antes de conocer a Berenice (Esmeralda Mitre) con quien se casó y tuvo a Delfina.
Cuando Juan conoce a Julia esté atravesando un momento delicado, recientemente ha descubierto que es hijo de desaparecidos y está reconstruyendo su identidad y su historia. En su caso los análisis de ADN son determinantes para conocer su verdadero nombre y origen.
Pero lo que el filme plantea es una hipótesis sobrenatural en la que el ADN no solo transmite datos genéticos sino que de alguna manera ese fuerte amor que Juan sintió por Julia se plasmó en su hija, así Delfina termina siendo el resultado de dos madres biológicas, una de de las cuales murió varios años antes de su nacimiento.
De paseo entre el pasado de Juan y un distópico 2017, el filme explora y reconstruye identidades, para llegar a una surrealista explicación sobre Delfina, mezclando datos reales e imaginarios, fabricando hipótesis y confundiendo personajes.
Como en otras de sus películas, Santiago Palavecino utiliza la atmósfera y la idiosincrasia de pueblo pequeño para contar esta historia, narrada de forma tranquila, pausada, donde las actuaciones son correctas, naturales, sencillas.
"Hija Única" plantea una interesante conjetura sobre la identidad, que va mas allá de lo físico, al construir un filme con una estética costumbrista, donde los elementos sobrenaturales no se ven, se nombran.