Héroes del espacio

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

¿Vio el afiche de “Héroes del espacio”? ¿Le suena, le trae algo a la memoria? Sí. Es una mezcla la enorme cantidad de películas que usted ha ido a ver con los chicos. El diseño de los personajes es como si hubieran tomado “Toy store” (1995), “Monsters vs Aliens” (2009) y “Monsters Inc” (2001) y los hubieran metido en una licuadora, como cuando éramos chicos y mezclábamos los atuendos de los muñecos Playmobil. Está todo inventado diría alguno. Es discutible en un arte que sólo tiene poco más de 100 años y que a su vez tiene algo de todas las otras. Como sea, “Héroes del espacio” responde a estos cánones, a los que los chicos probablemente no les den bolilla porque es muy entretenida.
Inteligentemente estrenada antes de que “Monsters University” y “Metegol” rompan toda la taquilla.
Cuenta la historia de dos extraterrestres del planeta Baab: Scorch Supernova y su hermano Gary. En términos terrestres, el primero es musculoso, exitoso, engreído, arrogante y bastante pedante (Como el Rayo McQueen en la primera de “Cars -2006-), va de planeta en planeta salvando vidas monitoreado e indispensablemente ayudado por su hermano, un genio de escritorio que le salva las papas todo el tiempo. Claro, su hijo admira más a su tío que al padre, pero todo cambiará cuando la siguiente misión sea en el Planeta Oscuro, un lugar habitado por seres, al principio, sumamente inteligentes y no afectaban el círculo de la vida, pero luego evolucionaron en una raza más destructiva que dividió los territorios y organizó guerras para matarse mutuamente. No es otro que el Planeta Tierra, señoras y señores, lugar al que, según la leyenda “Baabiana”, fueron cientos de representantes de razas alienígenas y ninguno volvió. ¿Por qué será?
“Héroes del espacio” descansa en la tecnología de animación y efectos visuales de hoy. Un argumento simple con personajes simpáticos y (por suerte) con un trasfondo en el que se deja un mensaje de unión familiar, reacomodamiento de los valores verdaderos, y claramente una bajada de línea sobre la naturaleza destructiva del ser humano en general.
Algunos gags esperables, mezclados con otros más elaborados, colaboran con las risas eventuales, y a juzgar por los chicos que permanecieron sentados en toda la proyección, no hay baches narrativos.
Un entretenimiento con un poco de todo, que por no ser pretensioso, conforma un producto ideal para pasear con los chicos.