Hermosa venganza

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

Apunto de cumplir los treinta años, Cassandra (Carey Mulligan) abandonó hace tiempo su sueño de ser médica y subsiste a duras penas como camarera en un café donde no junta ni siquiera lo suficiente como para vivir sola. Su misión en la vida pasa por otro eje.

Cada semana se produce con empeño y sale a recorrer locales nocturnos donde se ofrece como carnada a diferentes depredadores. Fingiendo estar demasiado borracha, incluso como para mantenerse en pie, es habitualmente abordada por hombres que pretenden tener sexo con ella sin preocuparse demasiado por las condiciones en que eso suceda. Ella sostiene su actuación hasta el último momento, “despertando” justo a tiempo para darle un buen susto a sus abusadores y obligarlos a enfrentar la realidad de lo que estaban a punto de hacer.
Recién después de una larga lista de abusadores confrontados, Cassie se reencuentra con Ryan (Bo Burnham), un antiguo compañero de estudios en quien parece encontrar a un hombre con el que podría entablar una relación saludable y, quizás, hasta comenzar a sanar las antiguas heridas del pasado que la pusieron en este camino. Pero eso también trae de regreso a su vida los recuerdos con los que viene batallando por años.

Hermosa venganza; sobre culpa, traumas y sanación

La decisión de traducir Promising Young Woman (Una Joven prometedora) como Hermosa Venganza es, como mínimo, desacertada. Siendo menos benévolo, prácticamente es un insulto a la obra de la debutante directora Emerald Fennell (Killing Eve). Pese a lo que insinúa también el trailer, que la vende como si fuera casi una comedia centrada en el despecho de una protagonista mentalmente inestable, Cassie no es simplemente una Charles Bronson que sale a hacer justicia por mano propia al azar.

Tampoco concuerdo con las referencias a Hermosa Venganza como un rape and revenge, porque el eje de la historia que narra está en el proceso interno de un personaje profundamente dañado y atravesado por la culpa, con grandes dificultades para establecer relaciones de confianza a raíz de un evento traumático en su pasado. Ella fue forzada a ver detrás del telón para entender cómo se mueven algunos de los hilos de la sociedad donde vive y cómo funcionan las relaciones de poder. Y para resistir ese aprendizaje desarrolló un par de herramientas que le permiten desestabilizar levemente el orden naturalizado, invertir su relación con el miedo para intentar retomar el poder que le es negado.

Son pequeñas puñaladas que nunca van a matar al dragón pero que le permiten sentir que, al menos, está haciendo algo por defenderse.

Por eso sus excursiones nocturnas no parecen buscar venganza ni justicia; podría hacerlo de formas mucho más extremas si esa fuera la motivación que la impulsara y eso la convertiría en un personaje mucho menos interesante de lo que es, arrastrando junto con ella a toda la propuesta de Hermosa Venganza.

Lo que necesita Cassie es algo bastante más sutil y complejo pero nada extravagante en historias similares a la suya: que la gente se haga cargo. Que haga un esfuerzo por entender su dolor y ver lo que ella ve. Servir de carnada para asustar abusadores no es para ella algo sanador ni catártico, no es algo que vaya a sacarla del lugar donde se encuentra. Por el contrario, puede que sea una de las cosas que la mantienen atrapada en ese lugar, como una adicta que no puede evitar recurrir otra vez a esa droga que al mismo tiempo la sostiene y la mata poco a poco, impidiéndole tener una vida funcional.

Encarnar a un personaje así, sin que caiga en estereotipos de locura, es lo que hace tan destacable al trabajo de Carey Mulligan. Es el centro indiscutido de esta película y el motor que la empuja hacia adelante. De poco serviría lo bien escrita que pueda estar Hermosa Venganza (Promising Young Woman) sin un protagónico capaz de mostrar ese rango variable donde convive una persona cargada de un dolor que no puede purgar ni compartir, pero que a la vez, cuando aparece una posibilidad de felicidad, se decide a enfrentar el tremendo desafío que implica arriesgarse a intentarlo.

Por todo esto Hermosa Venganza no es una simple denuncia contra un puñado de abusadores y violadores, es una angustiante crítica social con una mirada mucho más amplia y profunda que mete el dedo en varias llagas.

Y más aún, la directora toma la arriesgada decisión de llevar adelante esta historia profundamente dramática y oscura con tono de comedia negra. Subvierte el género de la comedia romántica justamente para burlarse de su absurdo, señalándolo como parte del problema al que le hace una crítica mientras nos muestra todo desde la cambiante perspectiva de Cassie. A lo largo de Hermosa Venganza (Promising Young Woman), hay varios de esos “engaños”, en el mejor significado de la palabra. No miente haciéndonos creer algo que luego no es, sino que usa a su favor nuestros prejuicios y expectativas, sumando otra capa muy interesante al resultado.