Hell Fest: juegos diabólicos

Crítica de Nicolás Ponisio - Las 1001 Películas

Con una presencia estética y una estructura narrativa que recuerda al viejo cine de horror clase B, Hell Fest tiñe de rojo la pantalla con una trama que no busca ser más de lo que ofrece: un festín de carnicería humana dentro de un festival con atracciones para asustarse. Es en parte en su búsqueda de rememorar la banalidad del género, que pierde en el camino justamente lo entrañable de los recursos de susto barato, pero gana en lo que a explícitas muertes y grandes escenarios se refiere.

El film parte de una premisa simple: un grupo de chicos y chicas será perseguido por un asesino enmascarado al asistir a la noche más terrorífica en el festival de horror que da título al film. De allí en más, no tardarán en sucederse una a una las muertes, las cuales tienen como factor positivo la originalidad un tanto burda de las mismas. Cada una se ve relacionada temáticamente con algunas de las atracciones de la feria, como un personaje que recibe el golpe de un mazo en el rostro en el típico juego para probar su fuerza, otro que es torturado en un laberinto o una joven que se verá aterrorizada en una guillotina. Lo que ocurre con el film es que la sucesión de muertes es alternada entre los espaciosos momentos en que el asesino de turno se hace notar acechando al grupo, más interesado tal vez en estar presente para la cámara que para los protagonistas.

El hecho de que, dentro de su corta duración, gran parte del film esté dedicada a ver sin mucha gracia cómo los adolescentes se divierten en el parque se vuelve algo tedioso. No obstante, en dichos momentos el entretenimiento puede llegar de la mano de algunos de los escenarios y atracciones. Si bien no es un elemento que logre asustar —aunque el susto no es un elemento que juegue un rol sino más bien el de evidenciar la variedad de muertes— los distintos juegos del parque le otorgan al film un cambio de estética y entorno constante, lo que termina de darle, por poco que sea, una impresión de estar ante un desarrollo que cambia constantemente gracias a la diversidad de espacios donde sucede la historia.

En definitiva, Hell Fest: Juegos Diabólicos es realmente eso, un juego para visionar las distintas actividades horrorosas que se pueden encontrar dentro de una historia que no espera sorprender ni ofrecer nada más que unos cuantiosos litros de sangre para los que disfruten de ello.