Hell Fest: juegos diabólicos

Crítica de Federico Ignacio Bazán - Cuatro Bastardos

Hell Fest Juegos Diabólicos: Festival de muertes ya vistas.
Llega un nuevo slasher al cine que aterra a jóvenes en un parque de diversiones de terror.
Nos metemos a ese tipo de parque con temática de terror junto a un grupo de amigas y amigos que a veces son insoportables. Ellos serán atormentados por un hombre enmascarado que los persigue toda la noche, y el cual comienza asesinando a alguien dentro de una atracción de terror. Así comienza la película, con una muerte no muy original y presentándonos a estos jóvenes charlando sin nada de especial en ellos, más que algún amorío que termina con una de las primeras muertes. Un simple y llano slasher que parece haber llegado años tarde.
Natalie (Amy Forsyth) holgazanea con sus amigas Brooke (Reign Edwards) y la hasta a veces intolerable Taylor que interpreta Bex Taylor-Klaus, (a quien quizá reconozcan de The Killing). Ellas con sus respectivas parejas, Quinn (Christian James) y Asher (Matt Mercurio), además del interés de Natalie, llamado Gavin (Robby Attal) son invitadas a ir un parque de diversiones con temática de terror, lleno de nombres evidentes del género.
Mientras ellos hacen chistes sobre los sujetos disfrazados que se cruzan, asustándose bastante pero sin que el espectador lo sienta igual, el enmascarado asesino se presenta. (Con una máscara creada por Tony Gardner, el mismo de las caretas de Scream y Happy Death Day).
El homicida es el cual con solo su presencia puede incomodar al público, al igual que algunos chistes de los personajes que pueden ser vergonzosos. La máscara tiene tintes espeluznantes, en este sujeto que toma cada objeto que encuentra, desde un martillo de feria gigante, hasta un picahielos para realizar sus crímenes, algo que haría sentir orgullosos a asesinos como Jason Voorhees y Michael Myers. Pero no opten por el optimismo ya que las muertes no son insólitas como lo fueron las de ellos años atrás. Solo una de ellas es dónde se destaca el dolor del personaje. Las demás solo llenan huecos del guion.
A pesar de ser 5 guionistas, con dos destacados como Seth M. Sherwood (Leatherface-2017) y Akela Cooper (Luke Cage y otras series), y otros tres habiendo escrito para televisión entre series y películas no muy conocidas, parece que no se divirtieron al exprimir la premisa de la película. Tenían un buen asesino y personajes atrapados en un lugar aterrador. Se necesitó un argumento más convincente, con un juego de “temer a lo real” más elaborado, ya que los personajes no cooperan con esto y el final, interesante, solo intenta realzar esta temática un poco tarde. Los “jump scares” pueden satisfacer a algunos, pero no acompañan el sentimiento que sentiríamos al entrar a una de estas fatales atracciones, ya que no logra crear un ambiente estremecedor constante. Sumadas las situaciones de separación de los personajes poco creativas y estables que arruinan ciertos momentos, básicamente el terror real no conmueve ni hace creer que podríamos estar ahí adentro.
El director Gregory Plotkin además fue el editor de este film, y otras buenas películas como Get Out (2017), Happy Death Day (2017) y director de Actividad Paranormal: Dimensión Fantasma (2015). Él parece que se queda en el medio entre una película bien filmada y algo más arriesgado. Con más presupuesto que “Buscando El Terror” (2014), hace perder esa verosimilitud que podría alcanzar el film.
En este caso se enfoca mucho más en ser una película directamente slasher, con algo de suspenso, humor para algunos, y momentos esperables. Sin dejar de ser divertida, siendo algo obvio para el espectador que va a ver este tipo de películas. Personajes vacíos, muertes, sangre y un asesino interesante.