Hell Fest: juegos diabólicos

Crítica de Alina Spicoli - Estrelladas TV

Una noche para el infarto

“Hell Fest: Juegos Diabólicos” (Hell Fest, 2018) es una película del género slasher dirigida por Gregory Plotkin y escrita por Seth M. Sherwood, Blair Butler y Akela Cooper. Protagonizada por Amy Forsyth, el reparto se completa con Reign Edwards, Bex Taylor-Klaus, Christian James, Matt Mercurio, Roby Attal, Courtney Dietz y Michael Tourek.

Luego de estar bastante tiempo alejada por estudios y trabajo, Natalie (Amy Forsyth) regresa a la casa de su mejor amiga Brooke (Reign Edwards), que ahora vive con Taylor (Bex Taylor-Klaus). Para disfrutar de la noche de Halloween, las tres deciden ir al parque temático ambulante “Hell Fest” junto a Quinn (Christian James) y Asher (Matt Mercurio), respectivos novios de Brooke y Taylor aparte de Gavin (Roby Attal), joven que consiguió los pases VIP y está enamorado de Natalie. Todo es diversión y sustos hasta que, en uno de los juegos, Nat ve a una chica correr y esconderse como si su propia vida dependiera de ello. Segundos después un hombre enmascarado la descubre y, al sujetarla, la mata con su cuchillo. Impactada por lo que acaba de presenciar, sus amigos la convencen de que el hecho solo era parte del juego para atemorizarla, por lo que definitivamente la muerte fue ficticia. Sin embargo, desde ese momento el señor enmascarado no se detendrá hasta matar uno por uno a este grupo de amigos.

Hace poco llegó a las pantallas “Halloween” y ahora volvemos a tener otra cinta del mismo género donde el psicópata tiene características parecidas a Michael Myers. Ya sea desde el diseño de su máscara hasta su accionar, que se da sin tener motivos concretos, el espectador sabe de antemano que, cuando el asesino entra en escena, la muerte está a la vuelta de la esquina.

Resulta fácil que el slasher se estanque y se convierta en más de lo mismo, por eso es para destacar la ambientación que se le dio a Hell Fest. El parque de atracciones terroríficas está diseñado con tal atención al detalle que dan muchísimas ganas de teletransportarse para conocer ese lugar. Muchísima gente disfrazada, laberintos súper originales, pasadizos, carritos tenebrosos, brazos cortados, una mujer tirada con venas que le sobresalen, entre otros, logran que la atmósfera sea de lo más atractiva. Sumado a esto, el humo, la fotografía oscura y las luces de neón verdes y rojas ayudan a que la experiencia sea completa.

Aunque las primeras muertes estén bien logradas (una en particular puede llegar a impresionar), pareciera que para el final al director se le acabaron las ideas ingeniosas. Es una lástima que en el último tramo la fuerza y credibilidad que venía manteniendo la historia se pierda por completo, utilizando policías que se ponen manos a la obra tardísimo (lo típico) o una protagonista que se vuelve súper inteligente de la nada.

No obstante, “Hell Fest” no es una mala película para los que les gusta este género. Tan efectiva como efímera, el objetivo de entretener se cumple con creces.